SXX. Vanguardias históricas
LOS MOVIMIENTOS DE VANGUARDIA
La transición del siglo XIX al XX
comportó numerosos cambios políticos, sociales y culturales. Por una parte, el
auge político y económico de la burguesía, que vivió en las últimas décadas del
siglo XIX (la Belle Époque), reflejado en el modernismo, movimiento artístico
puesto al servicio del lujo y la ostentación desplegados por la nueva clase
dirigente. Sin embargo, los procesos revolucionarios efectuados desde la
Revolución Francesa (el último, en 1871, la fracasada Comuna de París) y el
temor a que se repitiesen llevaron a las clases políticas a hacer una serie de
concesiones, como las reformas laborales, los seguros sociales y la enseñanza básica
obligatoria. Así, el descenso del analfabetismo comportó un aumento de los medios
de comunicación y una mayor difusión de los fenómenos culturales, que
adquirieron mayor alcance y rapidez de difusión, surgiendo la “cultura de masas”.
Por otro lado, los avances técnicos,
especialmente en el terreno del arte, la aparición de la fotografía y el cine,
llevaron al artista a plantearse la función de su trabajo, que ya no consistía
en imitar a la realidad, pues las nuevas técnicas lo hacían de forma más
objetiva, fácil y reproducible. Igualmente, las nuevas teorías científicas
llevaron a los artistas a cuestionarse la objetividad del mundo que percibimos:
la teoría de la relatividad de Einstein, el psicoanálisis de Freud y la
subjetividad del tiempo de Bergson provocaron que el artista se alejase cada
vez más de la realidad. Así, la búsqueda de nuevos lenguajes artísticos y
nuevas formas de expresión comportó la aparición de los movimientos de
vanguardia, que supusieron una nueva relación del artista con el espectador:
los artistas vanguardistas buscaban integrar el arte con la vida, con la sociedad,
hacer de su obra una expresión del inconsciente colectivo de la sociedad que
representa. A la vez, la interacción con el espectador provoca que éste se
involucre en la percepción y comprensión de la obra, así como en su difusión y
mercantilización, factor que llevará a un mayor auge de las galerías de arte y
de los museos.
SURREALISMO
El Surrealismo comienza en 1924 en
París con la publicación del "Manifiesto Surrealista" de André
Breton. Breton aseguraba que la situación histórica de postguerra, exigía un
arte nuevo que se esforzara por indagar en lo más profundo del ser humano. Bretón
había contactado con las doctrinas de Freud, fundador del psicoanálisis, y
entendió que la palabra escrita descurre tan de prisa como el pensamiento y que
las ensoñaciones y asociaciones verbales automáticas podían ser métodos de
creación artística.
Su duración es ciertamente muy
extensa, desde 1924 hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. Además su
capacidad de promoción fue excepcional, se celebraron exposiciones en todo el
mundo. Como consecuencia del surrealismo y la abstracción, la pintura contemporánea
norteamericana lideró a partir de 1945 el arte mundial.
La actitud irracionalista del
movimiento dadá derivó hacia un intento de mayor envergadura.
En principio era un movimiento de y
para escritores, pero de inmediato se vislumbraron las enormes posibilidades
que tenían para la pintura y la escultura.
Para los surrealistas la obra nace
del automatismo puro, es decir, cualquier forma de expresión en la que la mente
no ejerza ningún tipo de control. Intentan plasmar por medio de formas
abstractas o figurativas simbólicas las imágenes de la realidad más profunda
del ser humano, el subconsciente y el mundo de los sueños. Para lo que utilizan
recursos como: animación de lo inanimado, aislamiento de fragmentos anatómicos,
elementos incongruentes, metamorfosis, máquinas fantásticas, relaciones entre
desnudos y maquinaria, evocación del caos, representación de autómatas, de
espasmos y de perspectivas vacías. El pensamiento oculto y prohibido será una
fuente de inspiración, en el erotismo descubren realidades oníricas, y el sexo
será tratado de forma impúdica.
Se interesaron además por el arte de
los pueblos primitivos, el arte de los niños y de los dementes. Preferirán los
títulos largos, equívocos, misteriosos, lo que significa que importaba más el
asunto que la propia realización.
Los pintores se encontraron con
precedentes en Los caprichos de Goya, en el Bosco y Valdés Leal, aunque los más
inmediatos deben buscarse en el movimiento Dada y en Giorgio de Chirico,
creador de la pintura metafísica.
Chirico crea un mundo enigmático que
es reflejo de la desolación provocada por la guerra, que se percibe inquietante
y desolador. En Héctor y Andrómeda, introduce maniquíes, únicos seres capaces
de habitar sus plazas desiertas y calles que se sumergen en el infinito. La
pintura de Chirico es el principal antecedente del surrealismo.
Se observan dos vertientes. El
surrealismo abstracto, donde artistas como Masson, Miró o Klee crean universos
figurativos personales a partir del automatismo más puro. Y Ernst, Tanguy,
Magritte o Dalí que se interesan más por la vía onírica, un surrealismo
figurativo cuyas obras exhiben un realismo fotográfico, aunque totalmente
alejadas de la pintura tradicional.
El Surrealismo no sólo afectó al
mundo de la pintura, sino también al cine, la fotografía, el teatro, la poesía...
. El resultado es un mundo aparentemente absurdo, alógico, en el que los fenómenos
del subconsciente escapan al dominio de la razón.
El arte surrealista investigó nuevas
técnicas, como el frottage, la decalcomanía, el grattage, el cadáver exquisito
o la pintura automática. También se interesó el surrealismo por la expresión de
colectivos a los que apenas se había prestado atención en el pasado. El arte de
los pueblos primitivos, el arte infantil, de los dementes o de los
aculturizados fue revalorizado desde entonces.
Para algunos grandes maestros el
surrealismo fue solamente una fase como para Joan Miró, el que en su etapa de
grafismo infantiles se acerca al monigote. El Surrealismo fue una vía de escape
para muchos artistas de los más diversos ámbitos, cabe citar a una Frida Kalho.
Algunos representantes
Ernst (1891-1979)
Llegó a ser uno de los principales
exponentes del Surrealismo utilizando la técnica del frotagge. Consiste en
frotar una mina de plomo o lápiz sobre un papel que se apoya en un objeto y se
deja así su huella en dicho papel, con todas sus irregularidades. Las imágenes
surgidas aparecerán cargadas de misteriosas evocaciones, de signos de catástrofe
y desolación.
Tanguy (1900-1985)
Representa sueños desligados a toda
referencia a la realidad. Los horizontes, la sensación de infinito, la
presencia de objetos misteriosos y sin correspondencia con la realidad objetiva
y las alusiones a signos sexuales caracterizan su obra consiguiendo provocar
angustia y misterio.
Magritte (1898-1976)
Ofrece cierta similitud con Chirico,
es uno de los surrealistas más claramente simbolistas. Provoca el choque
emotivo de color aplicado a formas realistas puestas en lugares y momentos
inverosímiles. Realiza absurdas combinaciones de paisajes, arquitecturas,
esculturas, ambientes externos e internos. En El tiempo detenido muestra
el interior de una habitación en el que un tren sale llameante de una chimenea
doméstica. La voz de los vientos es la premonición de una amenaza, un
grupo de globos pesados que flotan y son símbolo de algo que puede aplastar.
Masson (1896-1987)
Analiza la estructura del objeto
para convertirlo en una elucubración intelectual. Parece que el color,
conjugado de modo personal y con una valoración casi abstracta es lo que más le
importa. Su modo es más vital, sin la opresión angustiosa de la mayoría de los
surrealistas.
Chagall (1887-1985)
Presenta hechos sacados de la
realidad pero dentro de un ambiente ensoñador. Sus figuras vuelan sobre el
paisaje. Yo y la aldea, evoca una serie de elementos reales de su tierra
natal (casas, vacas...), pero la magia del sueño lo transmuta. La vaca acoge en
su cabeza a una lechera ordeñando, la campesina puede andar con la cabeza en el
suelo, etc.
Joan Miró (1893-1983)
"Me es difícil hablar de mi
pintura, pues ella ha nacido siempre en un estado de alucinación, provocado por
un shock cualquiera, objetivo o subjetivo y del cual soy enteramente
irresponsable".
Es el máximo representante del
surrealismo abstracto, aunque fue solamente una fase dentro de su producción.
Sus cuadros están llenos de poesía.
Pinta con colores puros y tintas planas. La obra clave en su evolución es El
carnaval del arlequín (1924).
Crea un mundo propio que se abre
paso a la abstracción. Sus imágenes son simples, con pocos trazos, a la manera
de los niños. Rechaza la perspectiva, el modelado, el claroscuro y el acabado
minucioso. Traza signos abstractos, simples, que no tratan de expresar una
idea, sino que desean bastarse a sí mismos y son extraídos de lo irracional.
Los años de la guerra civil española
y mundial lo alejaron de la aventura surrealista. Una de las últimas obras fue
el revestimiento cerámico del edificio de la UNESCO en París,
Salvador Dalí
(1904-1989)
Dalí es más escandaloso y
extravagante de todo el grupo. Sus cuadros presentan figuras imposibles fruto
de su imaginación.
Le caracteriza la provocación y su método
"paranoico-crítico". Su primera etapa surrealista es furiosa y ácida,
las formas se alargan, se descomponen o resultan de apariencia equívoca.
Utilizará alusiones al sexo y la paranoia.
También son característicos sus
relojes blandos, sus altas y destacadas figuras sobre un lejano horizonte y las
vistas de Cadaqués.
Más adelante su estilo se hará más
barroco en Leda atómica y en El Cristo de San Juan de la Cruz,
donde el sentido de la composición y del espacio es más clásico, pero siempre
inquietante.
Su pintura resulta excepcional en
sus calidades plásticas por la corrección en el dibujo y por la presencia de la
luz, transparente y limpia.
El Surrealismo se extenderá desde
1924 hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.
CUBISMO
Los orígenes del Cubismo giran en torno
a 1907. Este es el año de encuentro entre Braque y Picasso. Los críticos
contemporáneos, fueron unánimes a la hora de proclamar a Picasso como líder del
movimiento. Es curioso el hecho de que las primeras obras cubistas fueran
pintadas por Braque.
En esta fecha es en la que Picasso
concluye “Las Señoritas de Avignon” que será el punto de partida.
El origen del término: Louis
Vauxcelles habló de cubos en su comentario acerca de la exposición de
Braque en la galería de Kahnweiler en noviembre de 1908. Vauxcelles también
habla de bizarreries cubiques, expresión de la que deriva el nombre del
estilo. Después se refirió a algunos de los pintores de los Indépendants
de 1910 que trabajan bajo la influencia de Cézanne como geómetras
ignorantes, que reducen el paisaje y el cuerpo humano a insípidos cubos. Se
dice que Matisse también habló de petits cubes.
George Braque junto con Picasso son
los inspiradores del movimiento y algunos de los principales maestros son Juan
Gris, Fernand Leger, Jean Metzinger y Albert Gleizes, pero con anterioridad, Cézanne
ya habría marcado el camino.
Cézanne recibió la influencia del
Impresionismo y reaccionó contra él. Rechazó la impresión en favor de una
comprensión más profunda de la realidad. Su fórmula era la forma-color. Él cree
que la naturaleza no se dibuja, sino que se manifiesta a través del color.
Cuanto más color se precisa más aparece el dibujo de los objetos, pero aparece
en la forma. Por eso, la pintura de Cézanne no es una pintura dibujada, sino
una pintura de volúmenes, de formas. Y una vez creadas, hay que relacionarlas
entre sí, surgiendo aquí el problema de los planos, que lo impulsa a mirar los
objetos desde varios puntos de vista.
Estas lecciones fueron asumidas por
el cubismo que hará un replanteamiento de la obra de arte, de las formas, de la
perspectiva, el movimiento, el volumen, el espacio, el color, etc. Crea un
nuevo lenguaje pictórico y estético que implica una nueva relación entre el
espectador y la obra de arte. El espectador ya no puede contemplarla sin más,
sino que tiene que reconstruirla en su mente para poder comprenderla.
El Cubismo es un arte mental, se
desliga completamente de la interpretación o semejanza con la naturaleza, la
obra de arte tiene valor en sí misma, como medio de expresión de ideas. La
desvinculación con la naturaleza se consigue a través de la descomposición de
la figura en sus partes mínimas, en planos, que serán estudiados en sí mismos y
no en la visión global de volumen. Así un objeto puede ser visto desde
diferentes puntos de vista, rompiendo con la perspectiva convencional y con la
línea de contorno. Desaparecerán las gradaciones de luz y sombra y no se
utilizarán los colores de la realidad, apareciendo en las representaciones el
blanco y negro. Las formas geométricas invaden las composiciones. Las formas
que se observan en la naturaleza se traducirán al lienzo de forma simplificada,
en cubos, cilindros, esferas. Nunca cruzaron el umbral de lo abstracto, la
forma siempre fue respetada. Los principales temas serán los retratos y las
naturalezas muertas urbanas.
Se distinguen diversas fases en el
desarrollo del Cubismo:
Cubismo Analítico caracterizado por la descomposición de la forma y de las
figuras en múltiples partes, todas ellas geométricas. El objetivo es
examinarlas y ordenarlas por separado. Es el cubismo más puro y el de más difícil
comprensión.
Cubismo Sintético: al cubismo analítico
le sucede el cubismo sintético, que es la libre reconstitución de la imagen del
objeto disuelto. El objeto ya no es analizado y desmembrado en todas sus
partes, sino que se resume su fisonomía esencial. La síntesis se realiza
resaltando en el lienzo las partes más significativas de la figura que serán
vistas por todos sus lados.
Algo fundamental en esta etapa es la
técnica del collage, la inserción en el cuadro de elementos de la vida
cotidiana como papeles, telas y objetos diversos. El primero en practicarlo fue
Braque. El collage nos ayuda a recuperar el referente concreto, a partir de aquí
ya no interesa el análisis minucioso, sino la imagen global.
Las características de un nuevo
lenguaje:
En el Cubismo no hay nada de teórico,
sino que todo son descubrimientos:
1. Independencia y autonomía
de planos, estallido del volumen: Los planos son objeto de estudio en sí mismos, y no
en visión global del volumen, de ahí que éste se disuelva. Los grandes volúmenes
se rompen en otros más pequeños. Así, queda rota también la línea de contorno,
se interrumpe el trazo lineal. Por eso se compara el resultado de este proceso
con el reflejo en un espejo roto o con la visión a través de un caleidoscopio.
2. Perspectiva múltiple: Viene dada por el
estudio de cada plano en su autonomía. Se rompe con la perspectiva monofocal
albertiana. La pintura se ha liberado del yugo de la tradicional visión
monocular. Se multiplican los ángulos de visión de un mismo objeto. Así se
ofrece una visión compleja del mismo ente, que se puede presentar al mismo
tiempo de cara, de perfil o desde cualquier otro ángulo significativo.
3. Desaparición de
gradaciones de sombra y luz: Esto vien dado por la descomposición del volumen.
4. Color "Tono
Local": El color no aporta indicaciones suplementarias. Por lo general se
aplicaba por pequeños toques. Esto se ha dado en llamar Color Passepartout,
apto para todos los objetos, pero que no consiste en el verdadero color de
ninguno de ellos
5. Geometrismo: Los formas geométricas
invaden las composiciones. Las formas observadas en la naturaleza, son
traducidas en cilindros, conos, esferas y cubos. La retina capta las formas y
la mente del pintor las simplifica. Cézanne ya redujo sus composiciones a las
formas geométricas, por eso ejercerá tanta influencia en el Cubismo.
6. Base filosófica: Las aportaciones filosóficas
de Bergson son muy importantes para el Cubismo. Él afirma que el observador
acumula en su memoria una gran información sobre un objeto del mundo visual
externo. Esta es una experiencia que constituye la base intelectual. Los
pintores cubistas vuelcan esta experiencia distorsionando y superponiendo
paisajes. No se trata de reflejar la realidad misma, sino la idea de
realidad que posee el artista.
Algunos representantes
Pablo Ruiz Picasso
(1881-1973)
Las Señoritas de Avignon anuncian su producción
cubista, donde rompe con todas las normas tradicionales de la pintura
figurativa fragmentando la perspectiva en volúmenes cuadrados y angulosos. El título
se refiere aun burdel barcelonés situado en una calle con el mismo nombre.
Vemos el influjo de Cézanne, del arte ibérico y de la escultura negra. Las
mujeres que aparecen desnudas tienen desfigurados sus rostros, algunas de ellas
recuerdan máscaras africanas.
Con los presupuestos del cubismo
analítico realiza Desnudo con toalla, La fábrica de Horta de Ebro,
y retrato de Ambosio Vollard.
En Naturaleza muerta con silla de
rejilla, Guitarra y en Naturaleza muerta introduce el
collage. A partir de 1915 dirigirá su atención hacia otros campos de
investigación e irá definiéndose su eclecticismo reelaborando experiencias
anteriores con gran libertad, como el surrealismo y el expresionismo. El Guernica,
el cuadro símbolo del horror de la guerra civil española y el bombardeo del 26
de Abril de 1937 que destruye la ciudad vasca de Guernica, responde a los modos
intelectuales de los cubistas, a la simbología del surrealismo y a las
deformaciones expresionistas.
George Braque
(1882-1963)
Es el otro gran creador del cubismo
junto a Picasso. En L´Estanque, cerca de Marsella descubrió que se pueden
simplificar las formas reduciéndolas a prismas y cilindros. Son características
sus naturalezas muertas, empleando con frecuencia la guitarra, el violín o la
mandolina. En Naturaleza muerta con naipes reduce el cromatismo a
colores grises y geometriza y descompone las formas para crear una nueva
realidad mediante superposiciones y transparencias. También introducirá en sus
pinturas los collages.
Sus obras más destacadas son El
bodegón de la guitarra, El bodegón del violoncelo, El taller del
pintor.
Juan Gris (1887-1927)
Su cubismo es fundamentalmente sintético
y coloreado. Sus composiciones tienen una firme estructura y un ritmo
armonioso. Esta mezcla de suavidad y energía la observamos en la ordenación de
sus bodegones, realizados a base de planos muy violentos. Los elementos que
aparecen son vasos, botellas, diarios, fruteros, pipas, arlequines, elementos
musicales. Apenas trata otro tema que el del bodegón.
Fernand Leger
(1881-1955)
El cubismo de Leger tiende hacia
formas de aspecto mecánico y tubular. Le importa la vida cotidiana y el
maquinismo de la gran ciudad. En su Partida de cartas, los protagonistas han
sido convertidos en una especie de robots metálicos. Seguirán otros cuadros
como Los acróbatas, Los cilindros, Las hélices, etc. Sus personajes son vistos
con cierto carácter de autómatas.
El comienzo de la Primera Guerra
Mundial fracciona el Cubismo, pero seguirá existiendo en experiencias como el
purismo, la Sección Aurea o Sección de Oro y el constructivismo ruso.
FAUVISMO
El fauvismo es un movimiento
contemporáneo al impresionismo (de 1910 a 1920). El término deriva del francés fauve,
"fiera". Los fauvistas eran un pequeño grupo de pintores que
trabajaba en París a comienzos de siglo. Se les dio este nombre cuando
expusieron en el Salón de 1905. El líder del grupo era Henri Matisse, y los demás
miembros, entre ellos Derain, Vlaminck, Dufy y Braque, procedían de varios
grupos distintos.
Cuando Matisse suspendió el examen
de ingreso en la Escuela de Bellas Artes, Gustave Moreau, un profesor y pintor
de gran imaginación, lo acogió en su estudio. Allí el joven Matisse estudió las
composiciones de Rafael, los maestros holandeses y Poussin, así como la
decoración ondulante de Moreau, basada en el "arabesco", las líneas
curvas y entrelazadas de follaje en el arte islámico.
Matisse se convirtió en un maestro
de la línea curva. Podemos seguir su proceso en los firmes y sensitivos dibujos
que ejecutó hasta la misma década de 1950. Sin embargo, lo que por encima de
todo le gustaba era el color, y lo utilizaba para dar placer y no sólo para
describir algo. Matisse había experimentado varios estilos, pero en 1905,
influido por la luz clara y el color brillante del paisaje del sur de Francia,
encontró ya el suyo propio.
Hoy en día nos sorprende que esta
pintura fauvista fuese considerada salvaje. El color era brillante, pero la
composición estaba muy organizada. Matisse utilizaba el color intenso porque
era lo que mayor impacto producía, aunque el color no fuese siempre
"correcto".
Cuando pensaba que con un color
diferente lograría mejores resultados, lo utilizaba. Para sugerir el espacio,
para indicar la luz y a menudo como simple decoración, recurría más al color
que al claroscuro. En 1904, Henri Matisse, pintó Lujo, Calma y
Voluptuosidad, considerada como la obra síntesis del
postimpresionismo, manipulado en un ejercicio personal, y virtualmente un
manifiesto de lo que sería el fauvismo poco después. La utilización subjetiva
del color y la simplificación del dibujo sorprendieron a todos cuando fue
expuesto en el Salón de los Independientes del Salón de otoño de 1905. André
Derain se sintió inmediatamente influido y comenzó a pintar utilizando nada más
que la línea y el color. Su desinterés por el acabado y sus colores chillones
le granjearon el desprecio de la crítica cuando expuso sus paisajes, pintados
en Colliure, en el Salón de Otoño de 1906. Allí también se expuso el Retrato
de la Sra. Matisse de Matisse, que fue interpretado como una caricatura de
la feminidad y como una excentricidad. El repudio de la crítica convirtió a los
fauvistas en el grupo más avanzado de París en ese entonces. Esta plena
utilización del color está muy bien ilustrada en el retrato Madame Matisse (en
el recuadro) con una franja verde. En esta pintura de tema pasivo suceden
muchas cosas, y el efecto se consigue por la calculada utilización del color.
El resultado no se debe a una teoría de los colores, como la de Seurat y la de
los impresionistas, sino más bien a una afirmación personal de las cualidades
vivaces y vitalistas del color. Y esto crea un retrato inolvidable.
Hacia 1908 el fauvismo había
alcanzado su punto más alto. Jóvenes artistas, a quienes quedaba toda una vida
de trabajo por delante, habían llevado este movimiento a su límite. Sin duda,
Matisse estaba consciente de la obra de los cubistas, y su propia colección de
arte primitivo había sido uno de los factores que estimularon el interés de aquéllos
por aquel arte; pero la exploración analítica de dichos artistas no se ajustaba
a su temperamento, por lo que él continuó su propia trayectoria. Le impresionó
enormemente la exposición islámica de Munich de 1910, y a continuación emprendió
un viaje a Tánger. La combinación de orden y color del arte oriental ejercieron
una gran atracción sobre él; y de nuevo se sintió entusiasmado por la luz
intensa y clara del norte de África, como le había sucedido anteriormente en el
sur de Francia.
Después, en la década de 1950
(cuando la artritis de sus manos le impedía pintar), hizo unos recortables en
los que llevó a cabo su tendencia primera a la simplificación e intensificación,
para sugerir las cualidades esenciales de un tema.
Recortaba el papel como un escultor
talla directamente su obra. Mezclaba los colores, luego "dibujaba"
sobre el papel coloreado utilizando las tijeras como un lápiz. El efecto era
intenso e inmediato, a pesar de la simplicidad de medios.
EXPRESIONISMO
Fue un movimiento cultural surgido
en Alemania a principios del siglo XX, que tuvo plasmación en las artes plásticas,
literatura, música, cine, teatro, danza, fotografía, etc.
Su primera manifestación fue en el
terreno de la pintura, coincidiendo en el tiempo con la aparición del fauvismo
francés, hecho que convirtió a ambos movimientos artísticos en los primeros
exponentes de las llamadas “vanguardias históricas”. Más que un estilo con
características propias comunes fue un movimiento heterogéneo, una actitud y
una forma de entender el arte que aglutinó a diversos artistas de tendencias
muy diversas y diferente formación y nivel intelectual. Surgido como reacción
al impresionismo, frente al naturalismo y el carácter positivista de este
movimiento de finales del siglo XIX los expresionistas defendían un arte más
personal e intuitivo, donde predominase la visión interior del artista –la “expresión”–
frente a la plasmación de la realidad –la “impresión”–.
El término “expresionismo” fue
utilizado por primera vez por el pintor francés Julien-Auguste Hervé, que
utilizó la palabra “expressionisme” para designar una serie de cuadros
presentados en el Salón de los Independientes de París en 1901, en contraposición
al impresionismo. El término alemán “expressionismus” fue adaptado
directamente del francés –ya que expresión en alemán es ‘ausdruck’–,
empleándose por primera vez en el catálogo de la XXII Exposición de la Secesión
de Berlín en 1911, que incluía tanto obras de artistas alemanes como franceses.
Posteriormente, el término expresionismo fue difundido por el escritor Herwarth
Walden, editor de la revista Der Sturm (La tormenta), que se
convirtió en el principal centro difusor del expresionismo alemán. Walden aplicó
inicialmente el término a todas las vanguardias surgidas entre 1910 y 1920. En
cambio, la aplicación del término expresionismo ligado exclusivamente al arte
alemán de vanguardia fue idea de Paul Fechter en su libro Der
Expressionismus (1914), que siguiendo las teorías de Worringer relacionó
las nuevas manifestaciones artísticas como una expresión del alma colectiva
alemana.
El expresionismo suele ser entendido
como la deformación de la realidad para expresar de forma más subjetiva la naturaleza
y el ser humano, dando primacía a la expresión de los sentimientos más que a la
descripción objetiva de la realidad. Entendido de esta forma, el expresionismo
es extrapolable a cualquier época y espacio geográfico.
Con sus colores violentos y su temática
de soledad y de miseria, el expresionismo reflejó la amargura que invadió a los
círculos artísticos e intelectuales de la Alemania prebélica, así como de la
Primera Guerra Mundial (1914-1918) y del período de entreguerras (1918-1939).
Esa amargura provocó un deseo vehemente de cambiar la vida, de buscar nuevas
dimensiones a la imaginación y de renovar los lenguajes artísticos. El
expresionismo defendía la libertad individual, la primacía de la expresión
subjetiva, el irracionalismo, el apasionamiento y los temas prohibidos –lo
morboso, demoníaco, sexual, fantástico o pervertido
Fiel reflejo de las circunstancias
históricas en que se desarrolló, el expresionismo reveló el lado pesimista de
la vida, la angustia existencial del individuo, que en la sociedad moderna,
industrializada, se ve alienado, aislado. Así, mediante la distorsión de la
realidad pretendían impactar al espectador, llegar a su lado más emotivo.
El expresionismo no fue un
movimiento homogéneo, sino de gran diversidad estilística: hay un expresionismo
modernista (Munch), fauvista (Rouault), cubista y futurista (Die Brücke),
surrealista (Klee), abstracto (Kandinski), etc. Aunque su mayor centro de
difusión se dio en Alemania, también se percibe en otros artistas europeos
(Modigliani, Chagall, Soutine, Permeke) y americanos (Orozco, Rivera,
Siqueiros, Portinari).
Los expresionistas utilizaban el
arte como una forma de reflejar sus sentimientos, su estado anímico, propenso
por lo general a la melancolía, a la evocación, a un decadentismo de corte
neorromántico. Así, el arte era una experiencia catártica, donde se purificaban
los desahogos espirituales, la angustia vital del artista.
En la génesis del expresionismo un
factor fundamental fue el rechazo al positivismo, al progreso cientificista, a
la creencia en las posibilidades ilimitadas del ser humano basadas en la
ciencia y la técnica. En cambio, se empezó a generar un nuevo clima de
pesimismo, de escepticismo, de descontento, de crítica, de pérdida de valores.
Se vislumbraba una crisis en el desarrollo humano, que efectivamente se vio
confirmada con el estallido de la Primera Guerra Mundial. También cabe destacar
en Alemania el rechazo al régimen imperialista de Guillermo II por parte de una
minoría intelectual, ahogada por el militarismo pangermanista del káiser. Estos
factores propiciaron un caldo de cultivo en el que progresivamente se fue
gestando el expresionismo.
La aparición del expresionismo en un
país como Alemania no fue un hecho aleatorio, sino que se explica por el
profundo estudio dedicado al arte durante el siglo XIX por los filósofos,
artistas y teóricos alemanes, desde el romanticismo y las múltiples
aportaciones al campo de la estética de personajes como Wagner y Nietzsche,
hasta la estética cultural y la obra de autores como Konrad Fiedler (Para
enjuiciar obras de arte visual, 1876), Theodor Lipps (Estética,
1903-1906) y Wilhelm Worringer (Abstracción y empatía, 1908). Esta
corriente teórica dejó una profunda huella en los artistas alemanes de finales
del siglo XIX y principios del XX, centrada sobre todo en la necesidad de
expresarse del artista (la “innerer Drang” o necesidad interior, principio que
asumió posteriormente Kandinski), así como la constatación de una ruptura entre
el artista y el mundo exterior, el ambiente que lo envuelve, hecho que lo
convierte en un ser introvertido y alienado de la sociedad. También influyó el
cambio producido en el ambiente cultural de la época, que se alejó del gusto clásico
grecorromano para admirar el arte popular, primitivo y exótico –sobre todo de África,
Oceanía y Extremo Oriente–, así como el arte medieval y la obra de artistas
como Grünewald, Brueghel y El Greco.
En Alemania, el expresionismo fue más
un concepto teórico, una propuesta ideológica, que no un programa artístico
colectivo, si bien se aprecia un sello estilístico común a todos sus miembros.
Frente al academicismo imperante en los centros artísticos oficiales, los
expresionistas se agruparon en torno a diversos centros de difusión del nuevo
arte, especialmente en ciudades como Berlín, Colonia, Munich, Hannover y
Dresde. Se organizó principalmente en torno a dos grupos: Die Brücke
(fundado en 1905), y Der Blaue Reiter (fundado en 1911), aunque hubo
algunos artistas no adscritos a ningún grupo. Después de la Primera Guerra Mundial
apareció la llamada Nueva Objetividad, que si bien surgió como rechazo al
individualismo expresionista defendiendo un carácter más social del arte, su
distorsión formal y su colorido intenso les hacen herederos directos de la
primera generación expresionista.
Con el advenimiento del nazismo, el
expresionismo fue considerado como “arte degenerado” (Entartete Kunst),
relacionándolo con el comunismo y tachándolo de inmoral y subversivo, al tiempo
que consideraron que su fealdad e inferioridad artística eran un signo de la
decadencia del arte moderno (el decadentismo, por su parte, había sido un
movimiento artístico que tuvo cierto desarrollo). En 1937 se organizó una
exposición en el Hofgarten de Munich con el título precisamente de Arte
degenerado, con el objetivo de denostarlo y mostrar al público la baja
calidad del arte producido en la República de Weimar. Para tal fin fueron
confiscadas unas 16.500 obras de diversos museos, no sólo de artistas alemanes,
sino de extranjeros como Gauguin, Van Gogh, Munch, Matisse, Picasso, Braque,
Chagall, etc. La mayoría de esas obras fueron vendidas posteriormente a
galeristas y marchantes, sobre todo en una gran subasta celebrada en Lucerna en
1939, aunque unas 5.000 de esas obras fueron directamente destruidas en marzo
de 1939, suponiendo un notable perjuicio para el arte alemán.
Tras la Segunda Guerra Mundial el
expresionismo desapareció como estilo, si bien ejerció una poderosa influencia
en muchas corrientes artísticas de la segunda mitad de siglo, como el expresionismo
abstracto norteamericano (Jackson Pollock, Mark Rothko, Willem de Kooning), el
informalismo (Jean Fautrier, Jean Dubuffet), el grupo CoBrA (Karel Appel, Asger
Jorn, Corneille, Pierre Alechinsky) y el neoexpresionismo alemán –directamente
heredero de los artistas de Die Brücke y Der Blaue Reiter, lo que
queda patente en su nombre–, y artistas individuales como Francis Bacon,
Antonio Saura, Bernard Buffet, Nicolas de Staël, Horst Antes, etc.
Escultura
La escultura expresionista no tuvo
un sello estilístico común, siendo el producto individual de varios artistas
que reflejaron en su obra o bien la temática o bien la distorsión formal
propias del expresionismo. Destacan especialmente tres nombres:
1
Ernst Barlach: inspirado en el arte popular ruso –tras un viaje al país
eslavo en 1906– y la escultura medieval alemana, así como en Brueghel y El
Bosco, sus obras tienen cierto aire caricaturesco, trabajando mucho el volumen,
la profundidad y la articulación del movimiento. Desarrolló dos temáticas
principales: lo popular (costumbres cotidianas, escenas campesinas) y –sobre
todo después de la guerra– el miedo, la angustia, el terror. No imitaba la
realidad, sino que creaba una realidad nueva, jugando con las líneas quebradas
y los ángulos, con anatomías distanciadas del naturalismo, tendiendo a la
geometrización. Entre sus obras destacan: El fugitivo (1920-1925), El
vengador (1922), La muerte en la vida (1926), El flautista
(1928), El bebedor (1933), Vieja friolera (1939), etc.
2
Wilhelm Lehmbruck: educado en París, su obra tiene un marcado carácter
clasicista, si bien deformado y estilizado, y con una fuerte carga
introspectiva y emocional. Durante su formación en Düsseldorf evolucionó desde
un naturalismo de corte sentimental, pasando por un dramatismo barroco con
influencia de Rodin, hasta un realismo influido por Meunier. En 1910 se instaló
en París, donde acusó la influencia de Maillol. Por último, tras un viaje a
Italia en 1912 comenzó una mayor geometrización y estilización de la anatomía,
con cierta influencia medieval en el alargamiento de sus figuras (Mujer
arrodillada, 1911; Joven de pie, 1913).
3
Käthe Kollwitz: esposa de un médico de un barrio pobre de Berlín, conoció
de cerca la miseria humana, hecho que la marcó profundamente. Socialista y
feminista, su obra tiene un marcado componente de reivindicación social, con
esculturas, litografías y aguafuertes que destacan por su crudeza: La
revuelta de los tejedores (1907-1908), La guerra de los campesinos
(1902-1908), Homenaje a Karl Liebknecht (1919-1920).
Los miembros de Die Brücke
(Kirchner, Heckel, Schmidt-Rottluff) también practicaron la escultura, ya que
su experimentación con la xilografía les permitió fácilmente pasar a la talla
de madera, material que les resultaba muy conveniente para su expresión
intimista de la realidad, ya que la tosquedad y el aspecto irregular de ese
material, su aspecto bruto e inacabado, incluso primitivo, suponían la perfecta
expresión de su concepto del ser humano y la naturaleza.
Escuela de París
Se denomina Escuela de París a un
grupo heterodoxo de artistas que trabajaron en París en el período de
entreguerras (1905-1940), vinculados a diversos estilos artísticos como el
postimpresionismo, el expresionismo, el cubismo y el surrealismo. El término
engloba a una gran variedad de artistas, tanto franceses como extranjeros que
residían en la capital francesa en el intervalo entre las dos guerras
mundiales. En aquella época la ciudad del Sena era un fértil centro de creación
y difusión artística, tanto por su ambiente político, cultural y económico,
como por ser el origen de diversos movimientos de vanguardia como el fauvismo y
el cubismo, y lugar de residencia de grandes maestros como Picasso, Braque,
Matisse, Léger, etc. También era un remarcable centro de coleccionismo y de
galerías de arte. La mayoría de artistas residía en los barrios de Montmartre y
Montparnasse, y se caracterizaba por su vida mísera y bohemia.
Los miembros más destacados de la
escuela fueron:
1
Amedeo Modigliani: se instaló en Montmartre en 1906, donde se con
Picasso, Max Jacob, Apollinaire, Soutine, etc. Influido por el simbolismo y el
manierismo, se dedicó principalmente al paisaje, el retrato y el desnudo, con
figuras alargadas inspiradas en los maestros italianos del Cinquecento. Hedonista,
buscaba la felicidad, lo agradable, por lo que no le interesaba la corriente
destructiva nietzscheana del expresionismo alemán. En sus obras remarcaba con
fuerza el contorno, de líneas fluidas, herederas del arabesco modernista,
mientras que el espacio se formaba por yuxtaposición de planos de color. Sus
retratos eran de gran introspección psicológica, a lo que contribuía una cierta
deformación y la transmisión de ese aire melancólico y desolado propio de su
visión bohemia y angustiada de la vida.
2
Marc Chagall: instalado en París en 1909, realizó obras de carácter onírico,
cercanas a un cierto surrealismo, distorsionando la realidad a su capricho.
Empleaba una gama de color exaltada, principal nexo de unión con el
expresionismo alemán –aunque él no se consideraba expresionista–, en temas
populares y religiosos, con desproporción y falta de interés por la
jerarquización en la narración de los hechos. Influido por el fauvismo, el
cubismo y el futurismo, sus escenas se encuentran en un espacio irreal, ajeno a
reglas de perspectiva o escala, en un mundo donde evoca sus recuerdos
infantiles y los temas populares rusos y judíos, mezclados con el mundo de los
sueños, la música y la poesía.
3
Georges Rouault: vinculado en principio al simbolismo –fue discípulo de
Gustave Moreau– y al fauvismo, su temática de índole moral –centrada en lo
religioso– y su colorido oscuro lo acercaron al expresionismo. Sus obras más
emblemáticas son las de desnudos femeninos, que tienen un aire amargo y
desagradable, con figuras lánguidas y blanquecinas (Odaliscas, 1907);
escenas circenses, principalmente de payasos, con aire caricaturesco,
remarcando notablemente los contornos (Cabeza de un clown trágico,
1904); y escenas religiosas, con dibujo más abstracto y colorido más intenso (La
Pasión, 1943). Sentía predilección por el gouache y la acuarela, con tonos
oscuros y superficies salpicadas, en capas superpuestas de pigmentos translúcidos,
con un grafismo de líneas rotas que enfatizaba la expresividad de la composición.
4
Jules Pascin: de origen búlgaro y ascendencia judía, se instaló en París
después de breves estancias en Berlín, Viena y Praga; en 1914 se trasladó a
Estados Unidos, volviendo a París en 1928 hasta su suicidio dos años más tarde.
Su obra expresaba el desarraigo y la alienación del desterrado, así como las
obsesiones sexuales que le marcaron desde su adolescencia. En sus inicios mostró
la influencia del fauvismo y el cubismo, así como de Toulouse-Lautrec y Degas
en los desnudos. Tenía una delicada técnica, con una línea finamente sugerida y
un color de tonos iridiscentes, mostrando en sus desnudos un aire lánguido y
evanescente.
5
Chaïm Soutine: ruso de familia judía, se instaló en París en 1911. Su
personalidad violenta y autodestructiva le provocaba una relación apasionada
con su obra, llevándole muchas veces a romper sus cuadros, y reflejándose en
una pincelada fuerte e incontrolada y una temática angustiosa y desolada, como
en su Buey en canal (1925), inspirado en el Buey desollado de
Rembrandt. Pintor impulsivo y espontáneo, tenía una necesidad irrefrenable de
plasmar inmediatamente en el lienzo su emotividad interior, motivo por el que
sus obras carecen de cualquier preparación previa. Influido por Rembrandt, El
Greco y Tintoretto, su colorido es intenso, expresando con la dirección de las
pinceladas los sentimientos del artista. Asimismo, es evidente la huella de Van
Gogh en la impulsividad del gesto pictórico, sobre todo en sus paisajes.
6
Maurice Utrillo: artista bohemio y torturado, su actividad artística fue
paralela a su adicción al alcohol. De obra autodidacta y con cierto aspecto naïf,
se dedicó principalmente al paisaje urbano, retratando de forma magistral el
ambiente popular del barrio de Montmartre, enfatizando su aspecto de soledad y
opresión, reflejado con una técnica depurada y lineal, de cierta herencia
impresionista.
DADAÍSMO
Movimiento artístico surgido en
Europa y en Norteamérica. Apareció en Zúrich, Suiza entre 1916 y 1922 con
Tristan Tzara como su fundador. Fue una oposición al pasado violento de la
Primera Guerra Mundial. El poema dadaísta suele ser una sucesión de palabras y
sonidos, lo que hace difícil encontrarle lógica. Se distingue por: la inclinación
hacia lo dudoso, terrorismo, muerte y nihilismo, lo fantasioso, busca renovar
la expresión mediante el empleo de materiales inusuales o manejando planos de
pensamientos antes no mezclables y tiene una tónica general de rebeldía o
destrucción.
Caracterizado por gestos y
manifestaciones provocadoras en las que los artistas pretendían destruir todas
las convenciones con respecto al arte, creando un anti-arte. Sus orígenes se
localizan cuando una serie de artistas de distintas nacionalidades se
encontraron como refugiados en Zúrich durante la Primera Guerra Mundial.
Artistas reconocidos de este
movimiento fueron: Tristan Tzara y Marcel Jank de Rumanía, el francés Jean Arp
y los alemanes Hugo Ball, Hans Richter y Richard Huelsenbeck. Tras varios
encuentros informales en distintos cafés, empezó a tomar forma la idea de crear
un cabaret internacional. La primera celebración tuvo lugar el 5 de febrero de
1916 en el Cabaret Voltaire, y consistió en un espectáculo de variedades con
canciones francesas y alemanas, música rusa, música negra y exposiciones de arte.
El origen del término Dadaísmo es confuso. La versión más aceptada dice que
este grupo de artistas, que buscaban el nombre del movimiento, abrieron un
diccionario de Francés-Alemán al azar y señalaron una palabra. La palabra que
apareció fue "dada", que en francés significa caballito de juguete, y
fue adoptada para designar al grupo. "... El primer sonido que dice el niño
expresa el primitivismo, el empezar desde cero, lo que nuestro arte tiene de
nuevo". En ese mismo año se publicó un panfleto titulado Cabaret Voltaire
conteniendo aportaciones de Guillaume Apollinaire, Filippo Tommaso Marinetti,
Pablo Picasso, Amedeo Modigliani y Vasili Kandinski; en la cubierta aparecía un
dibujo de Arp. En 1917 se inauguró la Galería Dadá y Tristán Tzara comenzó la
publicación.
Dadá se presenta como una ideología
total, como una forma de vivir y como un rechazo absoluto de toda tradición o
esquema anterior. En el fondo es un antihumanismo entendiendo por humanismo la
tradición anterior, tanto filosófica como artística o literaria. No por
casualidad en una de sus primeras publicaciones había escrito como cabecera la
siguiente frase de Descartes: «No quiero ni siquiera saber si antes de mí
hubo otro hombre.»
El movimiento dadaísta es un
movimiento antiartístico, antiliterario y antipoético porque cuestionan la
existencia del arte, la literatura y la poesía. Por definición, cuestionan el
propio dadaísmo.
Dadá se manifiesta contra la belleza
eterna, contra la eternidad de los principios, contra las leyes de la lógica,
contra la inmovilidad del pensamiento, contra la pureza de los conceptos
abstractos y contra lo universal en general. Propugna, en cambio, la
desenfrenada libertad del individuo, la espontaneidad, lo inmediato, actual y
aleatorio, la crónica contra la intemporalidad, la contradicción, el no donde
los demás dicen sí y el sí donde los demás dicen no; defiende el caos contra el
orden y la imperfección contra la perfección. Por tanto en su rigor negativo
también está contra el modernismo, es decir, el expresionismo, el cubismo, el
futurismo y el abstraccionismo, acusándolos, en última instancia, de ser sucedáneos
de cuanto ha sido destruido o está a punto de serlo. La estética dadá niega la
razón, el sentido, la construcción del consciente. Sus formas expresivas son el
gesto, el escándalo, la provocación. Para dadá la poesía está en la acción y
las fronteras entre arte y vida deben ser abolidas.
La expansión del mensaje dadá fue
intensa, amplia y tuvo repercusiones en todos los campos artísticos. En
Alemania encontró adeptos entre los intelectuales y artistas que apoyaban el
movimiento espartaquista (movimiento revolucionario que intentó una revolución
socialista). En Francia ganó las simpatías de escritores como Breton, Louis
Aragon y el poeta italiano Ungaretti.
El aporte permanente del dadaísmo al
arte moderno es el cuestionamiento continuo de qué sea el arte o qué sea la
poesía; la conciencia de que todo es una convención que puede ser cuestionada
que por tanto no hay reglas fijas y eternas que legitimen de manera histórica
lo artístico. Gran parte de lo que el arte actual tiene de provocación viene de
dadá, la mezcla de géneros y materias propia del collage también deben
mucho a dadá. La diferencia fundamental estriba en que el arte actual se toma
en serio a sí mismo, mientras que el dadaísmo nunca olvidó el humor.
El movimiento dadaísta dejó las
revistas y manifiesto que sin duda son la mejor prueba de sus propuestas pero,
por definición, no existe una obra dadá. Lo propio del dadaísmo eran las
veladas dadá realizadas en cabarets o galerías de arte en la que se mezclaban
fotomontajes con frases aisladas, palabras, pancartas, recitales espontáneos y
un ceremonial continuo de provocación.
Dadá en Nueva York
(1915-1920)
Duchamp, Picabia, Jean Crotti, como
europeos refugiados, junto con los estadounidenses Man Ray, Morton Schamberg y
otros dan vida al dadá neoyorquino.
La primera guerra mundial también
llevó a Nueva York a grupos de artistas y refugiados. Entre ellos hay que
destacar a Duchamp y Picabia.
Duchamp llegó de París a Nueva York
con un regalo de los franceses para los estadounidenses (particularmente para
el coleccionista Walter Arensberg) que consistía en una bola de cristal con
aire de París. Era el comienzo de los ready-mades (una rueda de bicicleta
montada sobre un taburete, un botellero, un orinal, etc.), objetos sacados de
la realidad y puestos en la esfera del arte por la simple acción y voluntad del
artista. El deleite estético estaba fuera de sus intenciones y la elección de
los objetos: ...se basaba en una reacción de indiferencia visual, con la total
ausencia de buen o mal gusto... de hecho una completa anestesia...
Estos refugiados se integraron con
las corrientes vanguardistas que desde comienzos del siglo se estaban gestando
en Harlem, Greenwich Village y Chinatown. Aunque Nueva York no era Zúrich, ni
existía ese clima de refugiados políticos de la ciudad suiza, el espíritu
iconoclasta. La mayoría de artistas dadaístas tenían un pensamiento nihilista.
En 1913 tuvo lugar en Nueva York la
Exposición Internacional de Arte Moderno, más conocida como el Armory Show. Allí,
el Desnudo descendiendo una escalera de Marcel Duchamp causó una auténtica
conmoción y fue calificada de obra maestra por Breton. Duchamp se convirtió en
la bestia negra del arte moderno. Marcel Duchamp ha pasado a la historia como
uno de los artistas más enigmáticos e inteligentes.
La obra más importante de Duchamp es
La casada desnudada por sus solteros. Ya conocida en como el gran vidrio. En
esta obra, entre otras cosas, Duchamp utiliza técnicas en las que pone de
manifiesto su preocupación por la corrección matemática en el uso de las
formas. La pieza está precedida en su proceso de realización por multitud de
dibujos en los que calculó todos los detalles con precisión matemática, como si
se tratara de una máquina. También utiliza el azar al admitir como parte de la
pieza las roturas que ésta sufrió en 1923 al ser trasladada a una exposición en
Brooklyn. Duchamp dijo que aquello no alteraba la pieza, sino que era entonces
cuando la daba por acabada.
Man Ray desarrolló el dadaísmo en
pintura, fotografía y en la fabricación de objetos anti-arte. Hans Richter lo
define como un inventor pesimista, transformando objetos que le rodeaban en
objetos inútiles, creando obras con subtítulos como: "objeto para ser
destruido", o "haciendo fotografías sin cámara".
En marzo de 1915 nace la revista 391
por Picabia y Stieglitz. El nombre de la revista lo habían tomado del número de
la casa ocupada por una galería de arte en la Quinta Avenida. La revista pone
sobre la mesa las ideas del anti-arte: una absoluta falta de respeto por todos
los valores, liberación de todos los convencionalismos sociales y morales y
destrucción de todo aquello que se conoce como arte. Para Duchamp y Picabia el
arte está muerto; Dadá quería la desintegración de la realidad y los
ready-mades no son arte sino anti-arte.
El movimiento dadá en New York tendrá
un importante apoyo del fotógrafo Alfred Stieglitz, su galería 291 y su revista
Camera Work. Para Stieglitz y el grupo de jóvenes fotógrafos que aglutinó bajo
el movimiento conocido como Photo Secession, la fotografía podía ser también
vista y hecha como arte, y no simplemente como un medio de reproducir la
realidad. Así, Stieglitz se convirtió en uno de los precursores de la fotografía
moderna.
Dadá en Alemania
Es en Alemania donde el dadaísmo
adquiere un cariz más marcadamente político. Ideológicamente, las posturas de
los artistas dadaístas eran comunistas y, en algunos casos, anarquistas. Tras
la guerra, Alemania entra en una situación crítica. Tras la revolución
bolchevique, la Liga Espartaquista alemana -la izquierda socialista- ensaya
también la revolución en Alemania. En toda esa agitación social un grupo de
artistas van a incorporarse a las tesis izquierdistas: será el Movimiento dadaísta.
Procedente del grupo de Zúrich,
Richard Hülsenbeck, lleva a Berlín el espíritu dadaísta, pero mucho más radical
contra las anteriores escuelas vanguardistas como el futurismo o el cubismo. En
1918, en el Salón de la Nueva secesión, Hülsenbeck da el primer discurso Dadá
en Alemania, solidarizándose en primer lugar con los dadaístas de Zúrich para
después atacar violentamente al cubismo, al expresionismo y al futurismo. Poco
después elaboró el primer manifiesto dadaísta en Alemania. Hülsenbeck y el
poeta Raoul Hausmann promovieron declaraciones y manifiestos a partir del
"dadá Club".
Al club Dadá que se unieron Kurt
Schwitters, Hannah y Herzfeld. La
constitución de la República de Weimar en 1919 marca el fin de los proyectos
políticos dadaístas y su recolocación dentro de un marco estrictamente artístico.
El movimiento dadá berlinés pasará a
la historia por la incorporación de las nuevas técnicas artísticas de difusión
de ideas entre las masas, principalmente el fotomontaje. Los dadaístas utilizaron
la técnica del fotomontaje y del collage para plasmar la realidad que les
circundaba, utilizando material visual sacado de los medios de comunicación.
EXPRESIONISMO
ABSTRACTO
El Expresionismo abstracto es
un movimiento pictórico contemporáneo dentro de la abstracción, en concreto,
las tendencias informalistas y matéricas posteriores a la Segunda Guerra
Mundial. Surgió en los años 1940 en Estados Unidos y se difundió, décadas después,
por todo el mundo. Se considera el primer movimiento genuinamente
estadounidense dentro del arte abstracto, y ejemplo del liderazgo que, en
materia de artes plásticas, asumió Estados Unidos después de la Segunda Guerra
Mundial. Por ello fue directamente financiado por la CIA en el contexto de la
Guerra fría.
Los críticos estadounidenses pronto
captaron la emergencia de este nuevo estilo.
estos críticos hablaron de American type painting, Abstract
expressionism, Action painting, Drip painting o Gestural painting.
No obstante, los artistas de este movimiento rechazaron el término por entender
que su obra no era abstracta, en sentido estricto, y que ninguna relación tenían
con el expresionismo alemán.
Dentro de este movimiento se
encuentra la Action Painting («Pintura de Acción» o «pintura en acción», también
traducido como «pintura gestual»), término acuñado por el crítico Harold
Rosenberg en el año 1952 para referirse a la obra de artistas como Jackson
Pollock, Franz Kline y Willem de Kooning.
Al Expresionismo abstracto también
se lo conoce como Escuela de Nueva York. No se trata propiamente de una
escuela con un estilo común, sino de una serie de artistas de convicciones
semejantes y que compartían una serie de técnicas pictóricas.
Puede señalarse como características
formales de este estilo, en primer lugar, su preferencia por los grandes
formatos. Trabajaban normalmente con óleo sobre lienzo.
Generalmente son abstractos en el
sentido de que eliminan la figuración. No obstante, hay excepciones y algunos
emplean trazos figurativos, apareciendo figuras reconocibles, como ocurre con
las Mujeres de Willem de Kooning. Las telas presentan un aspecto geométrico
que las hace diferentes de movimientos precedentes, como el surrealismo.
Una de las características
principales de los expresionistas abstractos es la concepción de la superficie
de la pintura como all over (cobertura de la superficie), para
significar un campo abierto sin límites en la superficie del cuadro: el espacio
pictórico se trata con frontalidad y no hay jerarquía entre las distintas
partes de la tela.
El cromatismo suele ser muy
limitado: blanco y negro, así como los colores primarios: magenta, amarillo y
cian. Los pintores expresionistas que redujeron la obra a prácticamente un solo
color estaban ya anticipando el arte minimalista.
Este tipo de cuadros, con violentos
trazos de color en grandes formatos, presenta como rasgos distintivos la
angustia y el conflicto, lo que actualmente se considera que refleja la
sociedad en la que surgieron estas obras.
Inicialmente, se trató de un
movimiento marcado por influencia del surrealismo.
La primera generación del
expresionismo abstracto la forman una quincena de pintores que trabajaron en
Nueva York entre 1942 y 1957, entre ellos: Willem de Kooning (1904-1997),
Arshile Gorky (1904-1948) a quien se reputa líder y precursor, William
Baziotes, Adolph Gottlieb, Philip Guston, Franz Kline, Robert Motherwell
(1915-1991), Ad Reinhardt, Mark Rothko (1903-1970) y Clyfford Still.
Se considera a líder de este
movimiento o iniciador del mismo a Arshile Gorky (1904-1948), armenio exiliado
a Nueva York desde 1925. Recibe la influencia del surrealismo y sirve de puente
entre la pintura europea de entreguerras y la escuela norteamericana. Hacia el
año 1936 abandona la figuración y, bajo la influencia de Roberto Matta,
descubre un nuevo lenguaje formal, optando por las figuras abstractas
biomorfas. Aunque tendió a la abstracción y la espontaneidad, no prescindió
completamente del dibujo ni renunció a controlar la pincelada.
Muy cerca del surrealismo estuvo
siempre la obra de William Baziotes (1912-1963), quien profundizó en la
tendencia, de raíz jungiana, a investigar los mitos antiguos y el arte
primitivo. Desde 1941 usó el «automatismo» pictórico, creando imágenes biomórficas
con su sentido mítico.
Cabe finalmente mencionar la obra de
Hans Hofmann (1880-1966), importante como docente. Su pintura tenía una base
cubista, pero se fue haciendo abstracta en los años cuarenta, presentando en
sus cuadros zonas de color que contrastaban entre sí; el estilo es emocional y
vigoroso.
Con el fin de la segunda guerra
mundial y el regreso a Europa de muchos de los exiliados, acabó atenuándose la
influencia surrealista y el movimiento se hizo más genuinamente nortemericano.
Se fue escindiendo en dos tendencias
que pueden definirse como action painting y campos de color. La primera
de ellas enfatizaba más el gesto físico de pintar, mientras que en la segunda
se centró en la aplicación del color en grandes áreas.
Action painting
Dentro del expresionismo abstracto
destaca la action painting, tendencia diferenciada que incluso a veces se usa
para nombrar a todas estas obras expresionistas. Así, en el Berlín de 1919, y
en América hacia 1929, para designar las primeras composiciones abstractas de
Kandinsky.
El centro de interés de la action
painting es el gesto o movimiento de pintar, llamándosela también «pintura
gestual» por la primacía que dio al procedimiento pictórico en sí. Se hace del
acto de pintar un gesto espontáneo. Es un tipo de automatismo que plasma el
estado físico y psíquico del pintor. De esta manera, Elimina los límites
tradicionales entre el pintor y la pintura, ligando la acción de pintar con la
biografía del artista.
Pollock
El action painter por
antonomasia es Jackson Pollock (1912-1956), a quien se considera el primer
pintor que asimiló la formación pictórica de Gorky. Se le relaciona con el
surrealismo en la medida en que su obra pictórica se basa en el «automatismo»,
en una escritura automática que pretende reflejar los fenómenos psíquicos que
tienen lugar en el interior del artista. Entre 1935 y 1943 trabajó para la WPA
(Washington Project for the Arts) y pintó bajo la influencia de Picasso,
el surrealismo y el psicoanálisis jungiano que usó como terapia contra su
alcoholismo. Pero en el caso de Pollock, hubo otras fuentes de inspiración añadidas.
Así, la cultura de los indios de Norteamérica, con sus formas simbólicas y sus
pinturas de arena. Igualmente, la obra del muralista Siqueiros, en cuyo taller
experimental tuvo ocasión de trabajar en 1936, usando pintura con bomba de aire
y con aerógrafo, así como pigmentos sintéticos industriales. Esto le llevó
también a probar otros materiales, como el barniz, el aluminio o los esmaltes
sintéticos.
Pollock no trabajaba la tela con
utensilios tradicionales como el pincel o la espátula, sino mediante la técnica
del dripping. La popularizó de tal manera que el dripping se
asocia inmediatamente a la obra y persona de Jackson Pollock, hasta el punto de
que se le puso el mote de «Jack the Dripper», en juego de palabras con «Jack
the Ripper» (Jack el Destripador).
El dripping consiste en dejar
gotear o chorrear la pintura, desde un recipiente con el fondo agujereado, que
el pintor sostenía en la mano o bien, en menor medida, desde un palo o una espátula.
De esta manera pintar era un gesto de todo el cuerpo. Las grandes telas se
llenaban por todos lados, de manera uniforme, de color en forma de manchas e
hilos que se mezclaban. El pintor añadía goteos más finos realizados con un
bastoncillo mojado en pintura. Pollock comenzó a usar esta técnica en el año 1947,
año en el que precisamente participó en la última exposición en la galería Art
of this Century.
Otros artistas
En esta misma línea de la action
painting trabajaron Willem de Kooning y Franz Kline, con pinturas
abstractas y vigorosas, siendo el primero de ellos otro pintor muy influyente
en otros autores posteriores.
Willem de Kooning (1904-1997)
realiza obras más figurativas que las de Pollock, siendo algo intermedio entre
la figuración y la abstracción, es gestual y representativo a la vez. A partir de
1946 pintó abstracciones de figuras biomórficas. Su obra se centró en
representar primero la figura masculina, dedicándose, desde 1950, a su serie más
conocida, Mujeres. La figura femenina se identificaba gracias a unos
senos de enorme tamaño, y sus formas agresivas hacían de ellas símbolos de
fertilidad y de madre nutricia, pero también de la mujer erótica o devoradora
de hombres. Recurría a colores primarios intensos y vivos, sirviéndole el
blanco y el negro para dar toques que realzan las figuras. Sus pinceladas eran
violentas, aplicando la pintura de manera totalmente impulsiva.
Entre la action painting y la
color-field painting puede situarse la obra de síntesis de Franz Kline
(1910-1962) y Robert Motherwell (1915-1991).
Por lo que se refiere a Franz Kline,
trabaja mediante brochazos. Lo mismo que Pollock, su gama cromática es
reducida, prácticamente monocroma: el negro, el blanco y el gris azulado. Optó
por anchas franjas negras ejecutadas mediante vigorosos brochazos sobre
superficies blancas. Eran ampliaciones de detalles de sus propios dibujos. Los
cuadros resultantes recuerdan a los del informalista Pierre Soulages o a los
ideogramas chinos.
Negro y blanco son también colores
predominantes en la obra de Robert Motherwell. A veces realiza obras en forma
de collage. Fue moderando el automatismo surrealista de su obra hasta situarse
en un punto intermedio entre el gesto abstracto y la fragmentación figurativa,
siendo su obra una síntesis de la action painting y la pintura de campos
de color. Su serie más famosa es la Elegía a la República Española,
comenzada en 1949 y formada por cerca de 150 cuadros; está inspirada por la
guerra civil española, pero no por su significado político sino, sobre todo,
como metáfora del erotismo y la muerte. Fue, además, un pensador que contribuyó
a divulgar la obra de la primera generación de expresionistas abstractos.
La action painting fue la
tendencia que más influyó en la segunda generación del expresionismo abstracto
y en muchos pintores contemporáneos europeos. Entre los artistas españoles,
merecen destacarse especialmente Esteban Vicente y José Guerrero.
Color-field painting
La color-field painting o «pintura
de campos de color» es otra corriente dentro de la Escuela de Nueva York,
anticipatoria de la pintura minimalista.
Surgió igualmente en torno al año
1947. Crearon cuadros en los que dominaban amplias áreas de color, todas ellas
de igual intensidad. No hay en sus obras contrastes de luz o de colores. El
dibujo y el gesto se hicieron simples. En muchas obras se trabajaba con un solo
color con diferentes tonalidades. Son cuadros cercanos al neoplasticismo pero,
a diferencia de él, las áreas de color son abiertas, y parecen seguir más allá
de los bordes del cuadro.
Dentro de esta tendencia se enmarca
la obra de Clyfford Still (1901-1980), Mark Rothko (1903-1970), Barnett Newman
(1905-1970) y Enrico Accatino (1920-2007).
Clyfford Still fue otro de los
artistas que en los años treinta, trabajó en la WPA. Su estilo fue haciéndose
progresivamente más abstracto. Su estilo de madurez está dominado por cuadros
de fondo negro, al que consideraba su «no-color preferido». Y, sobre él, aparecían
unas líneas verticales de contorno irregular, como si fueran una especie de
llamas, de colores vivos: amarillo, naranja o blanco.
Con figuras biomorfas que pretendían
expresar formas míticas comenzó la carrera artística de Rothko, a comienzos de
los cuarenta. Pero hacia 1947 su estilo sufrió un cambio, centrándose en
manchas de color de forma geométrica, normalmente dos o tres rectángulos horizontales.
Se organizaban sobre la superficie del cuadro de forma frontal, unos sobre
otros de forma simétrica. Los colores, especialmente los de los rectángulos,
eran luminosos, siendo más apagados los del fondo. Rothko creaba superficies
lisas. Los contornos son borrosos. La impresión que ofrecen los cuadros de
Rothko es de serenidad, muy distinta de la angustia y violencia de los action
painters.
La pintura de los campos de color
culmina con la obra de Barnett Newman, cuya obra parte de una concepción más
radical que lleva a que se le considere dentro de la sensibilidad post-pictórica
y del minimalismo. Su estilo maduro está constituido por cuadros en los que
predomina un único color, plano y uniforme, interrumpido únicamente por una o
dos finas bandas verticales a las que el autor llama "zips". A
diferencia de la obra de Rothko, en la suya los campos de color tienen unos
contornos netos.
Ad Reinhardt (1913-1967) realizó
pinturas con rectángulos, colocados en paralelo o en perpendicular; usó pocos
colores: rojo, azul, negro. Está también considerado como precursor del
minimalismo, o figura de transición hacia este movimiento. Influyó sobre todo
como teórico, con escritos como sus «Doce reglas para una academia» (Arts
News, 1957), atribuyéndosele la expresión «menos es más» que se
convirtió en lema de los minimalistas.
Pintura caligráfica
Una corriente minoritaria dentro del
expresionismo abstracto está formada por aquellos pintores que hicieron del
signo el protagonista de sus cuadros. Sería una modalidad intermedia entre la
pintura gestual y la de los campos de color, en lo que podría llamarse «simbolismo
abstracto». Mediante el signo, se dota al cuadro de una gestualidad, violencia
y libertad cercanas a la action painting. Pero, al mismo tiempo, servía para
ordenar el lienzo mediante zonas cromáticas claras y controladas, lo que remite
a la idea de delicado cromatismo propio de la color-field painting.
Dentro de esta tendencia se enmarca
a Adolph Gottlieb (1903-1964). El contenido de sus pinturas provenía del
inconsciente, como pretensión inspirada por el surrealismo. Su obra de madurez
se caracteriza por un fondo de color ocre en el que destaca una mancha esférica
sobre la que hay otra de color amarillo intenso.
Desarrollo posterior
El expresionismo abstracto se
desarrolló en Estados Unidos a lo largo de unos veinte años, aproximadamente.
Después se divulgó por Europa, Japón y Sudamérica.
La llamada segunda generación
expresionista viene formada por una serie de artistas, aproximadamente una
treintena, que alcanzaron su madurez en la década de los cincuenta. La mayor
parte de ellos sienten la influencia poderosa de Jackson Pollock. Su obra se
divulgó por Europa en torno a 1964. Entre ellos puede citarse a: Bradley Walker
Tomlin (1899-1955). Organiza sus cuadros en una cuadrícula con inscripciones
blancas o negras, Jack Tworkov (1900-1982); Esteban Vicente (1904-2001), español
nacionalizado estadounidense. Premio Nacional de arte en 1991; James Brooks
(1906-1992); Modesto Ciruelos (1908-2002); Morris Louis (1912-1962); William
Congdon (1912-1998); Philip Guston (1913-1980). Sigue la línea de la action
painting; Conrad Marca-Relli (1913-2000); José Guerrero (1914-1991), otro
español nacionalizado estadounidense. Muy influido por la action painting;
Hedda Sterne (n. 1916); Milton Resnick (1917-2004); Norman Bluhm (1921-1999);
Theodoros Stamos (1922-1997); Kenneth Noland (n. 1924); Joan Mitchell
(1925-1992) es, sin duda alguna, la pintora más destacada de este grupo. Trabajó
grandes formatos, realizando trípticos e incluso polípticos. Representó
paisajes abstractos con un vivo cromatismo; Helen Frankenthaler (n. 1928);
Pollock también influyó en artistas no directamente pertenecientes a esta
segunda generación de expresionistas, sino más bien abstractos: Sam Francis,
Grace Hartigan, J.P. Riopelle, P. Soulages, O. Debré y Antonio Saura.
El movimiento expresionista
abstracto influyó en otras tendencias pictóricas como el informalismo y el
tachismo europeos. La action painting, en particular, fue muy influyente en el
violento tachismo francés.
Fue la tendencia principal de la
pintura hasta los primeros años 1960 en que surgió el Pop Art y el arte minimal
(hacia 1962-1963). No obstante, algunos pintores minimalistas se ven influidos
por el expresionismo abstracto, especialmente por la tendencia color-field
painting.
FUTURISMO
El Futurismo fue el
movimiento inicial de las corrientes de vanguardia artística, fundado en Italia
por Filippo Tommaso Marinetti, quien redactó el Manifeste du Futurisme,
publicado el 24 de febrero de 1909, en el diario Le Figaro de París.Al año
siguiente los artistas italianos Giacomo Balla, Umberto Boccioni, Carlo Carrà,
Luigi Russolo y Gino Severini firmaron el Manifiesto del futurismo.
Este movimiento buscaba romper con
la tradición, el pasado y los signos convencionales de la historia del arte.
Consideraba como elementos principales a la poesía, el valor, la audacia y la
revolución, ya que se pregonaba el movimiento agresivo, el insomnio febril, el
paso gimnástico, el salto peligroso y la bofetada irreverente. Tenía como
postulados la exaltación de lo sensual, lo nacional y guerrero, la adoración de
la máquina, el retrato de la realidad en movimiento, lo objetivo de lo
literario y la disposición especial de lo escrito, con el fin de darle una
expresión plástica.
Rechazaba la estética tradicional e
intentó ensalzar la vida contemporánea, basándose en sus dos temas dominantes:
la máquina y el movimiento. Se recurría, de este modo, a cualquier medio
expresivo (artes plásticas, arquitectura, urbanismo, publicidad, moda, cine, música,
poesía) capaz de crear un verdadero arte de acción, con el propósito de
rejuvenecer y construir de nuevo la faz del mundo.
El futurismo se caracterizó por el
intento de captar la sensación de movimiento. Para ello superpuso acciones
consecutivas, una especie de fotografía estroboscópica o una serie de fotografías
tomadas a gran velocidad e impresas en un solo plano. Ejemplos destacados son
el Jeroglífico dinámico de Bal Tabarin (1912, Museo de Arte Moderno,
Nueva York) y el Tren suburbano (1915, Colección Richard S. Zeisler,
Nueva York), ambos de Gino Severini. En el campo de la fotografía destacaron
los hermanos Bragaglia y sus imágenes movidas, que ofrecen tiempos sucesivos y
trayectoria de los gestos, como en Carpintero serrando o Joven meciéndose.
En 1914 se presentaron también los
primeros dibujos sobre una ciudad moderna de Antonio Sant'Elia y Mario
Chiattone. Sant'Elia presentó ese mismo año su Manifiesto de la arquitectura
futurista, un proyecto utópico que cristalizó en las imágenes de la Ciudad
Nueva: la nueva medida ya no era el edificio, sino la estructura urbana, y
apostaba, además, por las nuevas tipologías, como estaciones de trenes y
aeroplanos, centrales eléctricas, casas escalonadas con ascensores… Se trataba
de un nuevo mundo vertical y mecánico, conectado a través de redes de
ascensores de hierro y cristal.
Aunque el futurismo tuvo una corta
existencia, aproximadamente hasta 1914, su influencia se aprecia en las obras
de autores canónicos como Marcel Duchamp, Fernand Léger y Robert Delaunay en
París, así como en el definitivo constructivismo ruso. En 1915 algunos de los
representantes del futurismo, como Marinetti y Sant'Elia, se enrolaron en un
batallón de voluntarios, de acuerdo con el punto nueve de su decálogo
fundacional, donde se ensalzaba la guerra como la única higiene del mundo.
Algunos de ellos murieron, como Sant'Elia, y los demás radicalizaron sus
posiciones, como la conocida conversión al fascismo en las elecciones de 1919.
En literatura, el Futurismo, abjura
completamente del pasado y alienta a no respetar la métrica. Asimismo, intenta
sustituir los nexos por notaciones algebraicas y buscar un léxico radicalmente
hecho de tecnicismos y barbarismos, plagado de infinitivos, exclamaciones e interjecciones
que denotan energía y libertad.
El llamado teatro sintético
del Futurismo es el espacio en el cual las acciones ocurren a una velocidad
vertiginosa, con tramas de no más de diez minutos, y donde se ocultan las
presencias humanas, y sólo se ven los pies de los actores, cuyas figuras se
adivinan por metonimia.
La estética futurista pregona una ética,
de raíz fundamentalmente machista, misógina y provocadora. Entre sus postulados
se dignifica la guerra como una fórmula para el saneamiento de un mundo anacrónico
y decrépito y proscribe la argumentación sentimental o anecdótica.
Con el correr de los años Marinetti
fue politizando el movimiento hasta coincidir con las tesis del fascismo, en
cuyo partido ingresó en 1919.
El futurismo en otros países
El futurismo tuvo además algunos
seguidores en Rusia (el poeta Vladímir Maiakovski), en Bélgica (el escritor Émile
Verhaeren), en Portugal (Fernando Pessoa, quien divulgó el movimiento a través
de la revista Orpheu, 1915), en España (el poeta Joan Salvat-Papasseit)
y en el Río de la Plata, donde algunos poetas reflejaron temporalmente la
influencia de la corriente, por influjo de la primera visita de Marinetti al
Cono Sur, en 1926. Marcos Fingerit, Brandán Caraffa y Alberto Hidalgo, en
Buenos Aires; y Alfredo Mario Ferreiro y Juan Parra del Riego, en Montevideo.
Sus
representantes
Umberto Boccioni
Cultivó el puntillismo en algunas
ocasiones, en otras empleó la línea curva, y más tarde, las rectas. En La
ciudad se levanta su dinámica es curva, mientras que La fuerza de la
calle o Dinamismo de un ciclista se organizan en disparatadas
rectas, formalmente próximas al cubismo, pero diferenciadas en su aspiración a
un movimiento frenético, casi desesperado. En Estados de ánimo las líneas
dinámicas se alternan con los espacios vacíos, que expresan el desánimo.
Finalmente se apartará del
futurismo, de la velocidad y del dinamismo y se irá acercando al análisis de
los volúmenes redondeados y más estáticos influido por Cézanne.
Giacomo Balla
Sus primeras obras, Interpretaciones
Iridiscentes, Vuelos rápidos y Líneas de velocidad dieron el impulso y ritmo a
las experimentaciones de los primeros años del futurismo.
Trabajó fundamentalmente sobre los
aspectos ópticos del movimiento en obras como Muchacha corriendo en el balcón,
Las manos del violinista o Dinamismo de un perro atado. De la
misma forma se interesa por realizar un análisis de los ritmos en ciertas aves,
así como una serie sobre La velocidad del automóvil.
A partir de 1930, volvió a temas
figurativos, pintando ciudades, paisajes y retratos. Fue, además, precursor del
dadaísmo.
Luigi Russolo
Continúa con las sensaciones dinámicas
en obras como Casas + luces + cielo, Síntesis plástica del movimiento
de una mujer y Dinamismo de un automóvil.
Gino Severini
En Pan Pan en Mónaco conserva
parte la de figuración para fragmentarla y destrozarla dentro de sus ritmos
vertiginosos. Su pintura más importante es El tren blindado y Bal
Tabarin es otra de sus obras más características.
Carlo Carrá
Se Interesó por el divisionismo de
Seurat y su evolución posterior lo llevó hacia la pintura metafísica.
El movimiento futurista falleció con
la Primera Guerra Mundial, sus miembros se fueron dispersaron en varias
direcciones. El futurismo fue un paso más en la marcha del arte contemporáneo
en su proceso de desintegración de la forma y el eslabón inmediato al dadaísmo
y al surrealismo.
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