SXX. Vanguardias históricas


LOS MOVIMIENTOS DE VANGUARDIA

La transición del siglo XIX al XX comportó numerosos cambios políticos, sociales y culturales. Por una parte, el auge político y económico de la burguesía, que vivió en las últimas décadas del siglo XIX (la Belle Époque), reflejado en el modernismo, movimiento artístico puesto al servicio del lujo y la ostentación desplegados por la nueva clase dirigente. Sin embargo, los procesos revolucionarios efectuados desde la Revolución Francesa (el último, en 1871, la fracasada Comuna de París) y el temor a que se repitiesen llevaron a las clases políticas a hacer una serie de concesiones, como las reformas laborales, los seguros sociales y la enseñanza básica obligatoria. Así, el descenso del analfabetismo comportó un aumento de los medios de comunicación y una mayor difusión de los fenómenos culturales, que adquirieron mayor alcance y rapidez de difusión, surgiendo la “cultura de masas”.

Por otro lado, los avances técnicos, especialmente en el terreno del arte, la aparición de la fotografía y el cine, llevaron al artista a plantearse la función de su trabajo, que ya no consistía en imitar a la realidad, pues las nuevas técnicas lo hacían de forma más objetiva, fácil y reproducible. Igualmente, las nuevas teorías científicas llevaron a los artistas a cuestionarse la objetividad del mundo que percibimos: la teoría de la relatividad de Einstein, el psicoanálisis de Freud y la subjetividad del tiempo de Bergson provocaron que el artista se alejase cada vez más de la realidad. Así, la búsqueda de nuevos lenguajes artísticos y nuevas formas de expresión comportó la aparición de los movimientos de vanguardia, que supusieron una nueva relación del artista con el espectador: los artistas vanguardistas buscaban integrar el arte con la vida, con la sociedad, hacer de su obra una expresión del inconsciente colectivo de la sociedad que representa. A la vez, la interacción con el espectador provoca que éste se involucre en la percepción y comprensión de la obra, así como en su difusión y mercantilización, factor que llevará a un mayor auge de las galerías de arte y de los museos.

  

SURREALISMO

El Surrealismo comienza en 1924 en París con la publicación del "Manifiesto Surrealista" de André Breton. Breton aseguraba que la situación histórica de postguerra, exigía un arte nuevo que se esforzara por indagar en lo más profundo del ser humano. Bretón había contactado con las doctrinas de Freud, fundador del psicoanálisis, y entendió que la palabra escrita descurre tan de prisa como el pensamiento y que las ensoñaciones y asociaciones verbales automáticas podían ser métodos de creación artística.

Su duración es ciertamente muy extensa, desde 1924 hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. Además su capacidad de promoción fue excepcional, se celebraron exposiciones en todo el mundo. Como consecuencia del surrealismo y la abstracción, la pintura contemporánea norteamericana lideró a partir de 1945 el arte mundial.

La actitud irracionalista del movimiento dadá derivó hacia un intento de mayor envergadura.

En principio era un movimiento de y para escritores, pero de inmediato se vislumbraron las enormes posibilidades que tenían para la pintura y la escultura.

Para los surrealistas la obra nace del automatismo puro, es decir, cualquier forma de expresión en la que la mente no ejerza ningún tipo de control. Intentan plasmar por medio de formas abstractas o figurativas simbólicas las imágenes de la realidad más profunda del ser humano, el subconsciente y el mundo de los sueños. Para lo que utilizan recursos como: animación de lo inanimado, aislamiento de fragmentos anatómicos, elementos incongruentes, metamorfosis, máquinas fantásticas, relaciones entre desnudos y maquinaria, evocación del caos, representación de autómatas, de espasmos y de perspectivas vacías. El pensamiento oculto y prohibido será una fuente de inspiración, en el erotismo descubren realidades oníricas, y el sexo será tratado de forma impúdica.

Se interesaron además por el arte de los pueblos primitivos, el arte de los niños y de los dementes. Preferirán los títulos largos, equívocos, misteriosos, lo que significa que importaba más el asunto que la propia realización.

Los pintores se encontraron con precedentes en Los caprichos de Goya, en el Bosco y Valdés Leal, aunque los más inmediatos deben buscarse en el movimiento Dada y en Giorgio de Chirico, creador de la pintura metafísica.

Chirico crea un mundo enigmático que es reflejo de la desolación provocada por la guerra, que se percibe inquietante y desolador. En Héctor y Andrómeda, introduce maniquíes, únicos seres capaces de habitar sus plazas desiertas y calles que se sumergen en el infinito. La pintura de Chirico es el principal antecedente del surrealismo.

Se observan dos vertientes. El surrealismo abstracto, donde artistas como Masson, Miró o Klee crean universos figurativos personales a partir del automatismo más puro. Y Ernst, Tanguy, Magritte o Dalí que se interesan más por la vía onírica, un surrealismo figurativo cuyas obras exhiben un realismo fotográfico, aunque totalmente alejadas de la pintura tradicional.

El Surrealismo no sólo afectó al mundo de la pintura, sino también al cine, la fotografía, el teatro, la poesía... . El resultado es un mundo aparentemente absurdo, alógico, en el que los fenómenos del subconsciente escapan al dominio de la razón.

El arte surrealista investigó nuevas técnicas, como el frottage, la decalcomanía, el grattage, el cadáver exquisito o la pintura automática. También se interesó el surrealismo por la expresión de colectivos a los que apenas se había prestado atención en el pasado. El arte de los pueblos primitivos, el arte infantil, de los dementes o de los aculturizados fue revalorizado desde entonces.

Para algunos grandes maestros el surrealismo fue solamente una fase como para Joan Miró, el que en su etapa de grafismo infantiles se acerca al monigote. El Surrealismo fue una vía de escape para muchos artistas de los más diversos ámbitos, cabe citar a una Frida Kalho.

Algunos representantes
Ernst (1891-1979)

Llegó a ser uno de los principales exponentes del Surrealismo utilizando la técnica del frotagge. Consiste en frotar una mina de plomo o lápiz sobre un papel que se apoya en un objeto y se deja así su huella en dicho papel, con todas sus irregularidades. Las imágenes surgidas aparecerán cargadas de misteriosas evocaciones, de signos de catástrofe y desolación.

Tanguy (1900-1985)

Representa sueños desligados a toda referencia a la realidad. Los horizontes, la sensación de infinito, la presencia de objetos misteriosos y sin correspondencia con la realidad objetiva y las alusiones a signos sexuales caracterizan su obra consiguiendo provocar angustia y misterio.

Magritte (1898-1976)

Ofrece cierta similitud con Chirico, es uno de los surrealistas más claramente simbolistas. Provoca el choque emotivo de color aplicado a formas realistas puestas en lugares y momentos inverosímiles. Realiza absurdas combinaciones de paisajes, arquitecturas, esculturas, ambientes externos e internos. En El tiempo detenido muestra el interior de una habitación en el que un tren sale llameante de una chimenea doméstica. La voz de los vientos es la premonición de una amenaza, un grupo de globos pesados que flotan y son símbolo de algo que puede aplastar.

Masson (1896-1987)

Analiza la estructura del objeto para convertirlo en una elucubración intelectual. Parece que el color, conjugado de modo personal y con una valoración casi abstracta es lo que más le importa. Su modo es más vital, sin la opresión angustiosa de la mayoría de los surrealistas.

Chagall (1887-1985)

Presenta hechos sacados de la realidad pero dentro de un ambiente ensoñador. Sus figuras vuelan sobre el paisaje. Yo y la aldea, evoca una serie de elementos reales de su tierra natal (casas, vacas...), pero la magia del sueño lo transmuta. La vaca acoge en su cabeza a una lechera ordeñando, la campesina puede andar con la cabeza en el suelo, etc.

Joan Miró (1893-1983)

"Me es difícil hablar de mi pintura, pues ella ha nacido siempre en un estado de alucinación, provocado por un shock cualquiera, objetivo o subjetivo y del cual soy enteramente irresponsable".

Es el máximo representante del surrealismo abstracto, aunque fue solamente una fase dentro de su producción.

Sus cuadros están llenos de poesía. Pinta con colores puros y tintas planas. La obra clave en su evolución es El carnaval del arlequín (1924).

Crea un mundo propio que se abre paso a la abstracción. Sus imágenes son simples, con pocos trazos, a la manera de los niños. Rechaza la perspectiva, el modelado, el claroscuro y el acabado minucioso. Traza signos abstractos, simples, que no tratan de expresar una idea, sino que desean bastarse a sí mismos y son extraídos de lo irracional.

Los años de la guerra civil española y mundial lo alejaron de la aventura surrealista. Una de las últimas obras fue el revestimiento cerámico del edificio de la UNESCO en París,


Salvador Dalí (1904-1989)

Dalí es más escandaloso y extravagante de todo el grupo. Sus cuadros presentan figuras imposibles fruto de su imaginación.

Le caracteriza la provocación y su método "paranoico-crítico". Su primera etapa surrealista es furiosa y ácida, las formas se alargan, se descomponen o resultan de apariencia equívoca. Utilizará alusiones al sexo y la paranoia.

También son característicos sus relojes blandos, sus altas y destacadas figuras sobre un lejano horizonte y las vistas de Cadaqués.

Más adelante su estilo se hará más barroco en Leda atómica y en El Cristo de San Juan de la Cruz, donde el sentido de la composición y del espacio es más clásico, pero siempre inquietante.

Su pintura resulta excepcional en sus calidades plásticas por la corrección en el dibujo y por la presencia de la luz, transparente y limpia.

El Surrealismo se extenderá desde 1924 hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.

 

CUBISMO

Los orígenes del Cubismo giran en torno a 1907. Este es el año de encuentro entre Braque y Picasso. Los críticos contemporáneos, fueron unánimes a la hora de proclamar a Picasso como líder del movimiento. Es curioso el hecho de que las primeras obras cubistas fueran pintadas por Braque.

En esta fecha es en la que Picasso concluye “Las Señoritas de Avignon” que será el punto de partida.

El origen del término: Louis Vauxcelles habló de cubos en su comentario acerca de la exposición de Braque en la galería de Kahnweiler en noviembre de 1908. Vauxcelles también habla de bizarreries cubiques, expresión de la que deriva el nombre del estilo. Después se refirió a algunos de los pintores de los Indépendants de 1910 que trabajan bajo la influencia de Cézanne como geómetras ignorantes, que reducen el paisaje y el cuerpo humano a insípidos cubos. Se dice que Matisse también habló de petits cubes.

George Braque junto con Picasso son los inspiradores del movimiento y algunos de los principales maestros son Juan Gris, Fernand Leger, Jean Metzinger y Albert Gleizes, pero con anterioridad, Cézanne ya habría marcado el camino.

Cézanne recibió la influencia del Impresionismo y reaccionó contra él. Rechazó la impresión en favor de una comprensión más profunda de la realidad. Su fórmula era la forma-color. Él cree que la naturaleza no se dibuja, sino que se manifiesta a través del color. Cuanto más color se precisa más aparece el dibujo de los objetos, pero aparece en la forma. Por eso, la pintura de Cézanne no es una pintura dibujada, sino una pintura de volúmenes, de formas. Y una vez creadas, hay que relacionarlas entre sí, surgiendo aquí el problema de los planos, que lo impulsa a mirar los objetos desde varios puntos de vista.

Estas lecciones fueron asumidas por el cubismo que hará un replanteamiento de la obra de arte, de las formas, de la perspectiva, el movimiento, el volumen, el espacio, el color, etc. Crea un nuevo lenguaje pictórico y estético que implica una nueva relación entre el espectador y la obra de arte. El espectador ya no puede contemplarla sin más, sino que tiene que reconstruirla en su mente para poder comprenderla.

El Cubismo es un arte mental, se desliga completamente de la interpretación o semejanza con la naturaleza, la obra de arte tiene valor en sí misma, como medio de expresión de ideas. La desvinculación con la naturaleza se consigue a través de la descomposición de la figura en sus partes mínimas, en planos, que serán estudiados en sí mismos y no en la visión global de volumen. Así un objeto puede ser visto desde diferentes puntos de vista, rompiendo con la perspectiva convencional y con la línea de contorno. Desaparecerán las gradaciones de luz y sombra y no se utilizarán los colores de la realidad, apareciendo en las representaciones el blanco y negro. Las formas geométricas invaden las composiciones. Las formas que se observan en la naturaleza se traducirán al lienzo de forma simplificada, en cubos, cilindros, esferas. Nunca cruzaron el umbral de lo abstracto, la forma siempre fue respetada. Los principales temas serán los retratos y las naturalezas muertas urbanas.

Se distinguen diversas fases en el desarrollo del Cubismo:

Cubismo Analítico caracterizado por la descomposición de la forma y de las figuras en múltiples partes, todas ellas geométricas. El objetivo es examinarlas y ordenarlas por separado. Es el cubismo más puro y el de más difícil comprensión.

Cubismo Sintético:  al cubismo analítico le sucede el cubismo sintético, que es la libre reconstitución de la imagen del objeto disuelto. El objeto ya no es analizado y desmembrado en todas sus partes, sino que se resume su fisonomía esencial. La síntesis se realiza resaltando en el lienzo las partes más significativas de la figura que serán vistas por todos sus lados.

Algo fundamental en esta etapa es la técnica del collage, la inserción en el cuadro de elementos de la vida cotidiana como papeles, telas y objetos diversos. El primero en practicarlo fue Braque. El collage nos ayuda a recuperar el referente concreto, a partir de aquí ya no interesa el análisis minucioso, sino la imagen global.


Las características de un nuevo lenguaje:

En el Cubismo no hay nada de teórico, sino que todo son descubrimientos:

1.       Independencia y autonomía de planos, estallido del volumen: Los planos son objeto de estudio en sí mismos, y no en visión global del volumen, de ahí que éste se disuelva. Los grandes volúmenes se rompen en otros más pequeños. Así, queda rota también la línea de contorno, se interrumpe el trazo lineal. Por eso se compara el resultado de este proceso con el reflejo en un espejo roto o con la visión a través de un caleidoscopio.

2.       Perspectiva múltiple: Viene dada por el estudio de cada plano en su autonomía. Se rompe con la perspectiva monofocal albertiana. La pintura se ha liberado del yugo de la tradicional visión monocular. Se multiplican los ángulos de visión de un mismo objeto. Así se ofrece una visión compleja del mismo ente, que se puede presentar al mismo tiempo de cara, de perfil o desde cualquier otro ángulo significativo.

3.       Desaparición de gradaciones de sombra y luz: Esto vien dado por la descomposición del volumen.

4.       Color "Tono Local": El color no aporta indicaciones suplementarias. Por lo general se aplicaba por pequeños toques. Esto se ha dado en llamar Color Passepartout, apto para todos los objetos, pero que no consiste en el verdadero color de ninguno de ellos

5.       Geometrismo: Los formas geométricas invaden las composiciones. Las formas observadas en la naturaleza, son traducidas en cilindros, conos, esferas y cubos. La retina capta las formas y la mente del pintor las simplifica. Cézanne ya redujo sus composiciones a las formas geométricas, por eso ejercerá tanta influencia en el Cubismo.

6.      Base filosófica: Las aportaciones filosóficas de Bergson son muy importantes para el Cubismo. Él afirma que el observador acumula en su memoria una gran información sobre un objeto del mundo visual externo. Esta es una experiencia que constituye la base intelectual. Los pintores cubistas vuelcan esta experiencia distorsionando y superponiendo paisajes. No se trata de reflejar la realidad misma, sino la idea de realidad que posee el artista.

Algunos representantes

Pablo Ruiz Picasso (1881-1973)

Las Señoritas de Avignon anuncian su producción cubista, donde rompe con todas las normas tradicionales de la pintura figurativa fragmentando la perspectiva en volúmenes cuadrados y angulosos. El título se refiere aun burdel barcelonés situado en una calle con el mismo nombre. Vemos el influjo de Cézanne, del arte ibérico y de la escultura negra. Las mujeres que aparecen desnudas tienen desfigurados sus rostros, algunas de ellas recuerdan máscaras africanas.

Con los presupuestos del cubismo analítico realiza Desnudo con toalla, La fábrica de Horta de Ebro, y retrato de Ambosio Vollard.

En Naturaleza muerta con silla de rejilla, Guitarra y en Naturaleza muerta introduce el collage. A partir de 1915 dirigirá su atención hacia otros campos de investigación e irá definiéndose su eclecticismo reelaborando experiencias anteriores con gran libertad, como el surrealismo y el expresionismo. El Guernica, el cuadro símbolo del horror de la guerra civil española y el bombardeo del 26 de Abril de 1937 que destruye la ciudad vasca de Guernica, responde a los modos intelectuales de los cubistas, a la simbología del surrealismo y a las deformaciones expresionistas.

 George Braque (1882-1963)

Es el otro gran creador del cubismo junto a Picasso. En L´Estanque, cerca de Marsella descubrió que se pueden simplificar las formas reduciéndolas a prismas y cilindros. Son características sus naturalezas muertas, empleando con frecuencia la guitarra, el violín o la mandolina. En Naturaleza muerta con naipes reduce el cromatismo a colores grises y geometriza y descompone las formas para crear una nueva realidad mediante superposiciones y transparencias. También introducirá en sus pinturas los collages.

Sus obras más destacadas son El bodegón de la guitarra, El bodegón del violoncelo, El taller del pintor.

Juan Gris (1887-1927)

Su cubismo es fundamentalmente sintético y coloreado. Sus composiciones tienen una firme estructura y un ritmo armonioso. Esta mezcla de suavidad y energía la observamos en la ordenación de sus bodegones, realizados a base de planos muy violentos. Los elementos que aparecen son vasos, botellas, diarios, fruteros, pipas, arlequines, elementos musicales. Apenas trata otro tema que el del bodegón.

 Fernand Leger (1881-1955)

El cubismo de Leger tiende hacia formas de aspecto mecánico y tubular. Le importa la vida cotidiana y el maquinismo de la gran ciudad. En su Partida de cartas, los protagonistas han sido convertidos en una especie de robots metálicos. Seguirán otros cuadros como Los acróbatas, Los cilindros, Las hélices, etc. Sus personajes son vistos con cierto carácter de autómatas.

El comienzo de la Primera Guerra Mundial fracciona el Cubismo, pero seguirá existiendo en experiencias como el purismo, la Sección Aurea o Sección de Oro y el constructivismo ruso.

  

FAUVISMO

El fauvismo es un movimiento contemporáneo al impresionismo (de 1910 a 1920). El término deriva del francés fauve, "fiera". Los fauvistas eran un pequeño grupo de pintores que trabajaba en París a comienzos de siglo. Se les dio este nombre cuando expusieron en el Salón de 1905. El líder del grupo era Henri Matisse, y los demás miembros, entre ellos Derain, Vlaminck, Dufy y Braque, procedían de varios grupos distintos.

Cuando Matisse suspendió el examen de ingreso en la Escuela de Bellas Artes, Gustave Moreau, un profesor y pintor de gran imaginación, lo acogió en su estudio. Allí el joven Matisse estudió las composiciones de Rafael, los maestros holandeses y Poussin, así como la decoración ondulante de Moreau, basada en el "arabesco", las líneas curvas y entrelazadas de follaje en el arte islámico.

Matisse se convirtió en un maestro de la línea curva. Podemos seguir su proceso en los firmes y sensitivos dibujos que ejecutó hasta la misma década de 1950. Sin embargo, lo que por encima de todo le gustaba era el color, y lo utilizaba para dar placer y no sólo para describir algo. Matisse había experimentado varios estilos, pero en 1905, influido por la luz clara y el color brillante del paisaje del sur de Francia, encontró ya el suyo propio.

 Hoy en día nos sorprende que esta pintura fauvista fuese considerada salvaje. El color era brillante, pero la composición estaba muy organizada. Matisse utilizaba el color intenso porque era lo que mayor impacto producía, aunque el color no fuese siempre "correcto".

Cuando pensaba que con un color diferente lograría mejores resultados, lo utilizaba. Para sugerir el espacio, para indicar la luz y a menudo como simple decoración, recurría más al color que al claroscuro. En 1904, Henri Matisse, pintó Lujo, Calma y Voluptuosidad, considerada como la obra síntesis del postimpresionismo, manipulado en un ejercicio personal, y virtualmente un manifiesto de lo que sería el fauvismo poco después. La utilización subjetiva del color y la simplificación del dibujo sorprendieron a todos cuando fue expuesto en el Salón de los Independientes del Salón de otoño de 1905. André Derain se sintió inmediatamente influido y comenzó a pintar utilizando nada más que la línea y el color. Su desinterés por el acabado y sus colores chillones le granjearon el desprecio de la crítica cuando expuso sus paisajes, pintados en Colliure, en el Salón de Otoño de 1906. Allí también se expuso el Retrato de la Sra. Matisse de Matisse, que fue interpretado como una caricatura de la feminidad y como una excentricidad. El repudio de la crítica convirtió a los fauvistas en el grupo más avanzado de París en ese entonces. Esta plena utilización del color está muy bien ilustrada en el retrato Madame Matisse (en el recuadro) con una franja verde. En esta pintura de tema pasivo suceden muchas cosas, y el efecto se consigue por la calculada utilización del color. El resultado no se debe a una teoría de los colores, como la de Seurat y la de los impresionistas, sino más bien a una afirmación personal de las cualidades vivaces y vitalistas del color. Y esto crea un retrato inolvidable.

Hacia 1908 el fauvismo había alcanzado su punto más alto. Jóvenes artistas, a quienes quedaba toda una vida de trabajo por delante, habían llevado este movimiento a su límite. Sin duda, Matisse estaba consciente de la obra de los cubistas, y su propia colección de arte primitivo había sido uno de los factores que estimularon el interés de aquéllos por aquel arte; pero la exploración analítica de dichos artistas no se ajustaba a su temperamento, por lo que él continuó su propia trayectoria. Le impresionó enormemente la exposición islámica de Munich de 1910, y a continuación emprendió un viaje a Tánger. La combinación de orden y color del arte oriental ejercieron una gran atracción sobre él; y de nuevo se sintió entusiasmado por la luz intensa y clara del norte de África, como le había sucedido anteriormente en el sur de Francia.

Después, en la década de 1950 (cuando la artritis de sus manos le impedía pintar), hizo unos recortables en los que llevó a cabo su tendencia primera a la simplificación e intensificación, para sugerir las cualidades esenciales de un tema.

Recortaba el papel como un escultor talla directamente su obra. Mezclaba los colores, luego "dibujaba" sobre el papel coloreado utilizando las tijeras como un lápiz. El efecto era intenso e inmediato, a pesar de la simplicidad de medios.
  

EXPRESIONISMO

Fue un movimiento cultural surgido en Alemania a principios del siglo XX, que tuvo plasmación en las artes plásticas, literatura, música, cine, teatro, danza, fotografía, etc.

Su primera manifestación fue en el terreno de la pintura, coincidiendo en el tiempo con la aparición del fauvismo francés, hecho que convirtió a ambos movimientos artísticos en los primeros exponentes de las llamadas “vanguardias históricas”. Más que un estilo con características propias comunes fue un movimiento heterogéneo, una actitud y una forma de entender el arte que aglutinó a diversos artistas de tendencias muy diversas y diferente formación y nivel intelectual. Surgido como reacción al impresionismo, frente al naturalismo y el carácter positivista de este movimiento de finales del siglo XIX los expresionistas defendían un arte más personal e intuitivo, donde predominase la visión interior del artista –la “expresión”– frente a la plasmación de la realidad –la “impresión”–.

El término “expresionismo” fue utilizado por primera vez por el pintor francés Julien-Auguste Hervé, que utilizó la palabra “expressionisme” para designar una serie de cuadros presentados en el Salón de los Independientes de París en 1901, en contraposición al impresionismo. El término alemán “expressionismus” fue adaptado directamente del francés –ya que expresión en alemán es ‘ausdruck’–, empleándose por primera vez en el catálogo de la XXII Exposición de la Secesión de Berlín en 1911, que incluía tanto obras de artistas alemanes como franceses. Posteriormente, el término expresionismo fue difundido por el escritor Herwarth Walden, editor de la revista Der Sturm (La tormenta), que se convirtió en el principal centro difusor del expresionismo alemán. Walden aplicó inicialmente el término a todas las vanguardias surgidas entre 1910 y 1920. En cambio, la aplicación del término expresionismo ligado exclusivamente al arte alemán de vanguardia fue idea de Paul Fechter en su libro Der Expressionismus (1914), que siguiendo las teorías de Worringer relacionó las nuevas manifestaciones artísticas como una expresión del alma colectiva alemana.

El expresionismo suele ser entendido como la deformación de la realidad para expresar de forma más subjetiva la naturaleza y el ser humano, dando primacía a la expresión de los sentimientos más que a la descripción objetiva de la realidad. Entendido de esta forma, el expresionismo es extrapolable a cualquier época y espacio geográfico.

Con sus colores violentos y su temática de soledad y de miseria, el expresionismo reflejó la amargura que invadió a los círculos artísticos e intelectuales de la Alemania prebélica, así como de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y del período de entreguerras (1918-1939). Esa amargura provocó un deseo vehemente de cambiar la vida, de buscar nuevas dimensiones a la imaginación y de renovar los lenguajes artísticos. El expresionismo defendía la libertad individual, la primacía de la expresión subjetiva, el irracionalismo, el apasionamiento y los temas prohibidos –lo morboso, demoníaco, sexual, fantástico o pervertido

Fiel reflejo de las circunstancias históricas en que se desarrolló, el expresionismo reveló el lado pesimista de la vida, la angustia existencial del individuo, que en la sociedad moderna, industrializada, se ve alienado, aislado. Así, mediante la distorsión de la realidad pretendían impactar al espectador, llegar a su lado más emotivo.

El expresionismo no fue un movimiento homogéneo, sino de gran diversidad estilística: hay un expresionismo modernista (Munch), fauvista (Rouault), cubista y futurista (Die Brücke), surrealista (Klee), abstracto (Kandinski), etc. Aunque su mayor centro de difusión se dio en Alemania, también se percibe en otros artistas europeos (Modigliani, Chagall, Soutine, Permeke) y americanos (Orozco, Rivera, Siqueiros, Portinari).

Los expresionistas utilizaban el arte como una forma de reflejar sus sentimientos, su estado anímico, propenso por lo general a la melancolía, a la evocación, a un decadentismo de corte neorromántico. Así, el arte era una experiencia catártica, donde se purificaban los desahogos espirituales, la angustia vital del artista.

En la génesis del expresionismo un factor fundamental fue el rechazo al positivismo, al progreso cientificista, a la creencia en las posibilidades ilimitadas del ser humano basadas en la ciencia y la técnica. En cambio, se empezó a generar un nuevo clima de pesimismo, de escepticismo, de descontento, de crítica, de pérdida de valores. Se vislumbraba una crisis en el desarrollo humano, que efectivamente se vio confirmada con el estallido de la Primera Guerra Mundial. También cabe destacar en Alemania el rechazo al régimen imperialista de Guillermo II por parte de una minoría intelectual, ahogada por el militarismo pangermanista del káiser. Estos factores propiciaron un caldo de cultivo en el que progresivamente se fue gestando el expresionismo.

La aparición del expresionismo en un país como Alemania no fue un hecho aleatorio, sino que se explica por el profundo estudio dedicado al arte durante el siglo XIX por los filósofos, artistas y teóricos alemanes, desde el romanticismo y las múltiples aportaciones al campo de la estética de personajes como Wagner y Nietzsche, hasta la estética cultural y la obra de autores como Konrad Fiedler (Para enjuiciar obras de arte visual, 1876), Theodor Lipps (Estética, 1903-1906) y Wilhelm Worringer (Abstracción y empatía, 1908). Esta corriente teórica dejó una profunda huella en los artistas alemanes de finales del siglo XIX y principios del XX, centrada sobre todo en la necesidad de expresarse del artista (la “innerer Drang” o necesidad interior, principio que asumió posteriormente Kandinski), así como la constatación de una ruptura entre el artista y el mundo exterior, el ambiente que lo envuelve, hecho que lo convierte en un ser introvertido y alienado de la sociedad. También influyó el cambio producido en el ambiente cultural de la época, que se alejó del gusto clásico grecorromano para admirar el arte popular, primitivo y exótico –sobre todo de África, Oceanía y Extremo Oriente–, así como el arte medieval y la obra de artistas como Grünewald, Brueghel y El Greco.

 En Alemania, el expresionismo fue más un concepto teórico, una propuesta ideológica, que no un programa artístico colectivo, si bien se aprecia un sello estilístico común a todos sus miembros. Frente al academicismo imperante en los centros artísticos oficiales, los expresionistas se agruparon en torno a diversos centros de difusión del nuevo arte, especialmente en ciudades como Berlín, Colonia, Munich, Hannover y Dresde. Se organizó principalmente en torno a dos grupos: Die Brücke (fundado en 1905), y Der Blaue Reiter (fundado en 1911), aunque hubo algunos artistas no adscritos a ningún grupo. Después de la Primera Guerra Mundial apareció la llamada Nueva Objetividad, que si bien surgió como rechazo al individualismo expresionista defendiendo un carácter más social del arte, su distorsión formal y su colorido intenso les hacen herederos directos de la primera generación expresionista.

 Con el advenimiento del nazismo, el expresionismo fue considerado como “arte degenerado” (Entartete Kunst), relacionándolo con el comunismo y tachándolo de inmoral y subversivo, al tiempo que consideraron que su fealdad e inferioridad artística eran un signo de la decadencia del arte moderno (el decadentismo, por su parte, había sido un movimiento artístico que tuvo cierto desarrollo). En 1937 se organizó una exposición en el Hofgarten de Munich con el título precisamente de Arte degenerado, con el objetivo de denostarlo y mostrar al público la baja calidad del arte producido en la República de Weimar. Para tal fin fueron confiscadas unas 16.500 obras de diversos museos, no sólo de artistas alemanes, sino de extranjeros como Gauguin, Van Gogh, Munch, Matisse, Picasso, Braque, Chagall, etc. La mayoría de esas obras fueron vendidas posteriormente a galeristas y marchantes, sobre todo en una gran subasta celebrada en Lucerna en 1939, aunque unas 5.000 de esas obras fueron directamente destruidas en marzo de 1939, suponiendo un notable perjuicio para el arte alemán.

Tras la Segunda Guerra Mundial el expresionismo desapareció como estilo, si bien ejerció una poderosa influencia en muchas corrientes artísticas de la segunda mitad de siglo, como el expresionismo abstracto norteamericano (Jackson Pollock, Mark Rothko, Willem de Kooning), el informalismo (Jean Fautrier, Jean Dubuffet), el grupo CoBrA (Karel Appel, Asger Jorn, Corneille, Pierre Alechinsky) y el neoexpresionismo alemán –directamente heredero de los artistas de Die Brücke y Der Blaue Reiter, lo que queda patente en su nombre–, y artistas individuales como Francis Bacon, Antonio Saura, Bernard Buffet, Nicolas de Staël, Horst Antes, etc.

Escultura

La escultura expresionista no tuvo un sello estilístico común, siendo el producto individual de varios artistas que reflejaron en su obra o bien la temática o bien la distorsión formal propias del expresionismo. Destacan especialmente tres nombres:

1        Ernst Barlach: inspirado en el arte popular ruso –tras un viaje al país eslavo en 1906– y la escultura medieval alemana, así como en Brueghel y El Bosco, sus obras tienen cierto aire caricaturesco, trabajando mucho el volumen, la profundidad y la articulación del movimiento. Desarrolló dos temáticas principales: lo popular (costumbres cotidianas, escenas campesinas) y –sobre todo después de la guerra– el miedo, la angustia, el terror. No imitaba la realidad, sino que creaba una realidad nueva, jugando con las líneas quebradas y los ángulos, con anatomías distanciadas del naturalismo, tendiendo a la geometrización. Entre sus obras destacan: El fugitivo (1920-1925), El vengador (1922), La muerte en la vida (1926), El flautista (1928), El bebedor (1933), Vieja friolera (1939), etc.

2        Wilhelm Lehmbruck: educado en París, su obra tiene un marcado carácter clasicista, si bien deformado y estilizado, y con una fuerte carga introspectiva y emocional. Durante su formación en Düsseldorf evolucionó desde un naturalismo de corte sentimental, pasando por un dramatismo barroco con influencia de Rodin, hasta un realismo influido por Meunier. En 1910 se instaló en París, donde acusó la influencia de Maillol. Por último, tras un viaje a Italia en 1912 comenzó una mayor geometrización y estilización de la anatomía, con cierta influencia medieval en el alargamiento de sus figuras (Mujer arrodillada, 1911; Joven de pie, 1913).

3        Käthe Kollwitz: esposa de un médico de un barrio pobre de Berlín, conoció de cerca la miseria humana, hecho que la marcó profundamente. Socialista y feminista, su obra tiene un marcado componente de reivindicación social, con esculturas, litografías y aguafuertes que destacan por su crudeza: La revuelta de los tejedores (1907-1908), La guerra de los campesinos (1902-1908), Homenaje a Karl Liebknecht (1919-1920).


Los miembros de Die Brücke (Kirchner, Heckel, Schmidt-Rottluff) también practicaron la escultura, ya que su experimentación con la xilografía les permitió fácilmente pasar a la talla de madera, material que les resultaba muy conveniente para su expresión intimista de la realidad, ya que la tosquedad y el aspecto irregular de ese material, su aspecto bruto e inacabado, incluso primitivo, suponían la perfecta expresión de su concepto del ser humano y la naturaleza.

Escuela de París

Se denomina Escuela de París a un grupo heterodoxo de artistas que trabajaron en París en el período de entreguerras (1905-1940), vinculados a diversos estilos artísticos como el postimpresionismo, el expresionismo, el cubismo y el surrealismo. El término engloba a una gran variedad de artistas, tanto franceses como extranjeros que residían en la capital francesa en el intervalo entre las dos guerras mundiales. En aquella época la ciudad del Sena era un fértil centro de creación y difusión artística, tanto por su ambiente político, cultural y económico, como por ser el origen de diversos movimientos de vanguardia como el fauvismo y el cubismo, y lugar de residencia de grandes maestros como Picasso, Braque, Matisse, Léger, etc. También era un remarcable centro de coleccionismo y de galerías de arte. La mayoría de artistas residía en los barrios de Montmartre y Montparnasse, y se caracterizaba por su vida mísera y bohemia.

Los miembros más destacados de la escuela fueron:

1        Amedeo Modigliani: se instaló en Montmartre en 1906, donde se con Picasso, Max Jacob, Apollinaire, Soutine, etc. Influido por el simbolismo y el manierismo, se dedicó principalmente al paisaje, el retrato y el desnudo, con figuras alargadas inspiradas en los maestros italianos del Cinquecento. Hedonista, buscaba la felicidad, lo agradable, por lo que no le interesaba la corriente destructiva nietzscheana del expresionismo alemán. En sus obras remarcaba con fuerza el contorno, de líneas fluidas, herederas del arabesco modernista, mientras que el espacio se formaba por yuxtaposición de planos de color. Sus retratos eran de gran introspección psicológica, a lo que contribuía una cierta deformación y la transmisión de ese aire melancólico y desolado propio de su visión bohemia y angustiada de la vida.

2        Marc Chagall: instalado en París en 1909, realizó obras de carácter onírico, cercanas a un cierto surrealismo, distorsionando la realidad a su capricho. Empleaba una gama de color exaltada, principal nexo de unión con el expresionismo alemán –aunque él no se consideraba expresionista–, en temas populares y religiosos, con desproporción y falta de interés por la jerarquización en la narración de los hechos. Influido por el fauvismo, el cubismo y el futurismo, sus escenas se encuentran en un espacio irreal, ajeno a reglas de perspectiva o escala, en un mundo donde evoca sus recuerdos infantiles y los temas populares rusos y judíos, mezclados con el mundo de los sueños, la música y la poesía.

3        Georges Rouault: vinculado en principio al simbolismo –fue discípulo de Gustave Moreau– y al fauvismo, su temática de índole moral –centrada en lo religioso– y su colorido oscuro lo acercaron al expresionismo. Sus obras más emblemáticas son las de desnudos femeninos, que tienen un aire amargo y desagradable, con figuras lánguidas y blanquecinas (Odaliscas, 1907); escenas circenses, principalmente de payasos, con aire caricaturesco, remarcando notablemente los contornos (Cabeza de un clown trágico, 1904); y escenas religiosas, con dibujo más abstracto y colorido más intenso (La Pasión, 1943). Sentía predilección por el gouache y la acuarela, con tonos oscuros y superficies salpicadas, en capas superpuestas de pigmentos translúcidos, con un grafismo de líneas rotas que enfatizaba la expresividad de la composición.

4        Jules Pascin: de origen búlgaro y ascendencia judía, se instaló en París después de breves estancias en Berlín, Viena y Praga; en 1914 se trasladó a Estados Unidos, volviendo a París en 1928 hasta su suicidio dos años más tarde. Su obra expresaba el desarraigo y la alienación del desterrado, así como las obsesiones sexuales que le marcaron desde su adolescencia. En sus inicios mostró la influencia del fauvismo y el cubismo, así como de Toulouse-Lautrec y Degas en los desnudos. Tenía una delicada técnica, con una línea finamente sugerida y un color de tonos iridiscentes, mostrando en sus desnudos un aire lánguido y evanescente.

5        Chaïm Soutine: ruso de familia judía, se instaló en París en 1911. Su personalidad violenta y autodestructiva le provocaba una relación apasionada con su obra, llevándole muchas veces a romper sus cuadros, y reflejándose en una pincelada fuerte e incontrolada y una temática angustiosa y desolada, como en su Buey en canal (1925), inspirado en el Buey desollado de Rembrandt. Pintor impulsivo y espontáneo, tenía una necesidad irrefrenable de plasmar inmediatamente en el lienzo su emotividad interior, motivo por el que sus obras carecen de cualquier preparación previa. Influido por Rembrandt, El Greco y Tintoretto, su colorido es intenso, expresando con la dirección de las pinceladas los sentimientos del artista. Asimismo, es evidente la huella de Van Gogh en la impulsividad del gesto pictórico, sobre todo en sus paisajes.

6        Maurice Utrillo: artista bohemio y torturado, su actividad artística fue paralela a su adicción al alcohol. De obra autodidacta y con cierto aspecto naïf, se dedicó principalmente al paisaje urbano, retratando de forma magistral el ambiente popular del barrio de Montmartre, enfatizando su aspecto de soledad y opresión, reflejado con una técnica depurada y lineal, de cierta herencia impresionista.

  

DADAÍSMO

Movimiento artístico surgido en Europa y en Norteamérica. Apareció en Zúrich, Suiza entre 1916 y 1922 con Tristan Tzara como su fundador. Fue una oposición al pasado violento de la Primera Guerra Mundial. El poema dadaísta suele ser una sucesión de palabras y sonidos, lo que hace difícil encontrarle lógica. Se distingue por: la inclinación hacia lo dudoso, terrorismo, muerte y nihilismo, lo fantasioso, busca renovar la expresión mediante el empleo de materiales inusuales o manejando planos de pensamientos antes no mezclables y tiene una tónica general de rebeldía o destrucción.

Caracterizado por gestos y manifestaciones provocadoras en las que los artistas pretendían destruir todas las convenciones con respecto al arte, creando un anti-arte. Sus orígenes se localizan cuando una serie de artistas de distintas nacionalidades se encontraron como refugiados en Zúrich durante la Primera Guerra Mundial.

Artistas reconocidos de este movimiento fueron: Tristan Tzara y Marcel Jank de Rumanía, el francés Jean Arp y los alemanes Hugo Ball, Hans Richter y Richard Huelsenbeck. Tras varios encuentros informales en distintos cafés, empezó a tomar forma la idea de crear un cabaret internacional. La primera celebración tuvo lugar el 5 de febrero de 1916 en el Cabaret Voltaire, y consistió en un espectáculo de variedades con canciones francesas y alemanas, música rusa, música negra y exposiciones de arte. El origen del término Dadaísmo es confuso. La versión más aceptada dice que este grupo de artistas, que buscaban el nombre del movimiento, abrieron un diccionario de Francés-Alemán al azar y señalaron una palabra. La palabra que apareció fue "dada", que en francés significa caballito de juguete, y fue adoptada para designar al grupo. "... El primer sonido que dice el niño expresa el primitivismo, el empezar desde cero, lo que nuestro arte tiene de nuevo". En ese mismo año se publicó un panfleto titulado Cabaret Voltaire conteniendo aportaciones de Guillaume Apollinaire, Filippo Tommaso Marinetti, Pablo Picasso, Amedeo Modigliani y Vasili Kandinski; en la cubierta aparecía un dibujo de Arp. En 1917 se inauguró la Galería Dadá y Tristán Tzara comenzó la publicación.

Dadá se presenta como una ideología total, como una forma de vivir y como un rechazo absoluto de toda tradición o esquema anterior. En el fondo es un antihumanismo entendiendo por humanismo la tradición anterior, tanto filosófica como artística o literaria. No por casualidad en una de sus primeras publicaciones había escrito como cabecera la siguiente frase de Descartes: «No quiero ni siquiera saber si antes de mí hubo otro hombre.»

El movimiento dadaísta es un movimiento antiartístico, antiliterario y antipoético porque cuestionan la existencia del arte, la literatura y la poesía. Por definición, cuestionan el propio dadaísmo.

Dadá se manifiesta contra la belleza eterna, contra la eternidad de los principios, contra las leyes de la lógica, contra la inmovilidad del pensamiento, contra la pureza de los conceptos abstractos y contra lo universal en general. Propugna, en cambio, la desenfrenada libertad del individuo, la espontaneidad, lo inmediato, actual y aleatorio, la crónica contra la intemporalidad, la contradicción, el no donde los demás dicen sí y el sí donde los demás dicen no; defiende el caos contra el orden y la imperfección contra la perfección. Por tanto en su rigor negativo también está contra el modernismo, es decir, el expresionismo, el cubismo, el futurismo y el abstraccionismo, acusándolos, en última instancia, de ser sucedáneos de cuanto ha sido destruido o está a punto de serlo. La estética dadá niega la razón, el sentido, la construcción del consciente. Sus formas expresivas son el gesto, el escándalo, la provocación. Para dadá la poesía está en la acción y las fronteras entre arte y vida deben ser abolidas.

La expansión del mensaje dadá fue intensa, amplia y tuvo repercusiones en todos los campos artísticos. En Alemania encontró adeptos entre los intelectuales y artistas que apoyaban el movimiento espartaquista (movimiento revolucionario que intentó una revolución socialista). En Francia ganó las simpatías de escritores como Breton, Louis Aragon y el poeta italiano Ungaretti.

El aporte permanente del dadaísmo al arte moderno es el cuestionamiento continuo de qué sea el arte o qué sea la poesía; la conciencia de que todo es una convención que puede ser cuestionada que por tanto no hay reglas fijas y eternas que legitimen de manera histórica lo artístico. Gran parte de lo que el arte actual tiene de provocación viene de dadá, la mezcla de géneros y materias propia del collage también deben mucho a dadá. La diferencia fundamental estriba en que el arte actual se toma en serio a sí mismo, mientras que el dadaísmo nunca olvidó el humor.

El movimiento dadaísta dejó las revistas y manifiesto que sin duda son la mejor prueba de sus propuestas pero, por definición, no existe una obra dadá. Lo propio del dadaísmo eran las veladas dadá realizadas en cabarets o galerías de arte en la que se mezclaban fotomontajes con frases aisladas, palabras, pancartas, recitales espontáneos y un ceremonial continuo de provocación.

Dadá en Nueva York (1915-1920)

Duchamp, Picabia, Jean Crotti, como europeos refugiados, junto con los estadounidenses Man Ray, Morton Schamberg y otros dan vida al dadá neoyorquino.

La primera guerra mundial también llevó a Nueva York a grupos de artistas y refugiados. Entre ellos hay que destacar a Duchamp y Picabia.

Duchamp llegó de París a Nueva York con un regalo de los franceses para los estadounidenses (particularmente para el coleccionista Walter Arensberg) que consistía en una bola de cristal con aire de París. Era el comienzo de los ready-mades (una rueda de bicicleta montada sobre un taburete, un botellero, un orinal, etc.), objetos sacados de la realidad y puestos en la esfera del arte por la simple acción y voluntad del artista. El deleite estético estaba fuera de sus intenciones y la elección de los objetos: ...se basaba en una reacción de indiferencia visual, con la total ausencia de buen o mal gusto... de hecho una completa anestesia...

Estos refugiados se integraron con las corrientes vanguardistas que desde comienzos del siglo se estaban gestando en Harlem, Greenwich Village y Chinatown. Aunque Nueva York no era Zúrich, ni existía ese clima de refugiados políticos de la ciudad suiza, el espíritu iconoclasta. La mayoría de artistas dadaístas tenían un pensamiento nihilista.

En 1913 tuvo lugar en Nueva York la Exposición Internacional de Arte Moderno, más conocida como el Armory Show. Allí, el Desnudo descendiendo una escalera de Marcel Duchamp causó una auténtica conmoción y fue calificada de obra maestra por Breton. Duchamp se convirtió en la bestia negra del arte moderno. Marcel Duchamp ha pasado a la historia como uno de los artistas más enigmáticos e inteligentes.

La obra más importante de Duchamp es La casada desnudada por sus solteros. Ya conocida en como el gran vidrio. En esta obra, entre otras cosas, Duchamp utiliza técnicas en las que pone de manifiesto su preocupación por la corrección matemática en el uso de las formas. La pieza está precedida en su proceso de realización por multitud de dibujos en los que calculó todos los detalles con precisión matemática, como si se tratara de una máquina. También utiliza el azar al admitir como parte de la pieza las roturas que ésta sufrió en 1923 al ser trasladada a una exposición en Brooklyn. Duchamp dijo que aquello no alteraba la pieza, sino que era entonces cuando la daba por acabada.

Man Ray desarrolló el dadaísmo en pintura, fotografía y en la fabricación de objetos anti-arte. Hans Richter lo define como un inventor pesimista, transformando objetos que le rodeaban en objetos inútiles, creando obras con subtítulos como: "objeto para ser destruido", o "haciendo fotografías sin cámara".

En marzo de 1915 nace la revista 391 por Picabia y Stieglitz. El nombre de la revista lo habían tomado del número de la casa ocupada por una galería de arte en la Quinta Avenida. La revista pone sobre la mesa las ideas del anti-arte: una absoluta falta de respeto por todos los valores, liberación de todos los convencionalismos sociales y morales y destrucción de todo aquello que se conoce como arte. Para Duchamp y Picabia el arte está muerto; Dadá quería la desintegración de la realidad y los ready-mades no son arte sino anti-arte.

El movimiento dadá en New York tendrá un importante apoyo del fotógrafo Alfred Stieglitz, su galería 291 y su revista Camera Work. Para Stieglitz y el grupo de jóvenes fotógrafos que aglutinó bajo el movimiento conocido como Photo Secession, la fotografía podía ser también vista y hecha como arte, y no simplemente como un medio de reproducir la realidad. Así, Stieglitz se convirtió en uno de los precursores de la fotografía moderna.

 Dadá en Alemania

Es en Alemania donde el dadaísmo adquiere un cariz más marcadamente político. Ideológicamente, las posturas de los artistas dadaístas eran comunistas y, en algunos casos, anarquistas. Tras la guerra, Alemania entra en una situación crítica. Tras la revolución bolchevique, la Liga Espartaquista alemana -la izquierda socialista- ensaya también la revolución en Alemania. En toda esa agitación social un grupo de artistas van a incorporarse a las tesis izquierdistas: será el Movimiento dadaísta.

Procedente del grupo de Zúrich, Richard Hülsenbeck, lleva a Berlín el espíritu dadaísta, pero mucho más radical contra las anteriores escuelas vanguardistas como el futurismo o el cubismo. En 1918, en el Salón de la Nueva secesión, Hülsenbeck da el primer discurso Dadá en Alemania, solidarizándose en primer lugar con los dadaístas de Zúrich para después atacar violentamente al cubismo, al expresionismo y al futurismo. Poco después elaboró el primer manifiesto dadaísta en Alemania. Hülsenbeck y el poeta Raoul Hausmann promovieron declaraciones y manifiestos a partir del "dadá Club".

Al club Dadá que se unieron Kurt Schwitters, Hannah  y Herzfeld. La constitución de la República de Weimar en 1919 marca el fin de los proyectos políticos dadaístas y su recolocación dentro de un marco estrictamente artístico.

El movimiento dadá berlinés pasará a la historia por la incorporación de las nuevas técnicas artísticas de difusión de ideas entre las masas, principalmente el fotomontaje. Los dadaístas utilizaron la técnica del fotomontaje y del collage para plasmar la realidad que les circundaba, utilizando material visual sacado de los medios de comunicación.


EXPRESIONISMO ABSTRACTO

 El Expresionismo abstracto es un movimiento pictórico contemporáneo dentro de la abstracción, en concreto, las tendencias informalistas y matéricas posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Surgió en los años 1940 en Estados Unidos y se difundió, décadas después, por todo el mundo. Se considera el primer movimiento genuinamente estadounidense dentro del arte abstracto, y ejemplo del liderazgo que, en materia de artes plásticas, asumió Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial. Por ello fue directamente financiado por la CIA en el contexto de la Guerra fría.

Los críticos estadounidenses pronto captaron la emergencia de este nuevo estilo.  estos críticos hablaron de American type painting, Abstract expressionism, Action painting, Drip painting o Gestural painting. No obstante, los artistas de este movimiento rechazaron el término por entender que su obra no era abstracta, en sentido estricto, y que ninguna relación tenían con el expresionismo alemán.

Dentro de este movimiento se encuentra la Action Painting («Pintura de Acción» o «pintura en acción», también traducido como «pintura gestual»), término acuñado por el crítico Harold Rosenberg en el año 1952 para referirse a la obra de artistas como Jackson Pollock, Franz Kline y Willem de Kooning.

Al Expresionismo abstracto también se lo conoce como Escuela de Nueva York. No se trata propiamente de una escuela con un estilo común, sino de una serie de artistas de convicciones semejantes y que compartían una serie de técnicas pictóricas.

Puede señalarse como características formales de este estilo, en primer lugar, su preferencia por los grandes formatos. Trabajaban normalmente con óleo sobre lienzo.

Generalmente son abstractos en el sentido de que eliminan la figuración. No obstante, hay excepciones y algunos emplean trazos figurativos, apareciendo figuras reconocibles, como ocurre con las Mujeres de Willem de Kooning. Las telas presentan un aspecto geométrico que las hace diferentes de movimientos precedentes, como el surrealismo.

Una de las características principales de los expresionistas abstractos es la concepción de la superficie de la pintura como all over (cobertura de la superficie), para significar un campo abierto sin límites en la superficie del cuadro: el espacio pictórico se trata con frontalidad y no hay jerarquía entre las distintas partes de la tela.

El cromatismo suele ser muy limitado: blanco y negro, así como los colores primarios: magenta, amarillo y cian. Los pintores expresionistas que redujeron la obra a prácticamente un solo color estaban ya anticipando el arte minimalista.

Este tipo de cuadros, con violentos trazos de color en grandes formatos, presenta como rasgos distintivos la angustia y el conflicto, lo que actualmente se considera que refleja la sociedad en la que surgieron estas obras.

 Inicialmente, se trató de un movimiento marcado por influencia del surrealismo.

La primera generación del expresionismo abstracto la forman una quincena de pintores que trabajaron en Nueva York entre 1942 y 1957, entre ellos: Willem de Kooning (1904-1997), Arshile Gorky (1904-1948) a quien se reputa líder y precursor, William Baziotes, Adolph Gottlieb, Philip Guston, Franz Kline, Robert Motherwell (1915-1991), Ad Reinhardt, Mark Rothko (1903-1970) y Clyfford Still.

 Se considera a líder de este movimiento o iniciador del mismo a Arshile Gorky (1904-1948), armenio exiliado a Nueva York desde 1925. Recibe la influencia del surrealismo y sirve de puente entre la pintura europea de entreguerras y la escuela norteamericana. Hacia el año 1936 abandona la figuración y, bajo la influencia de Roberto Matta, descubre un nuevo lenguaje formal, optando por las figuras abstractas biomorfas. Aunque tendió a la abstracción y la espontaneidad, no prescindió completamente del dibujo ni renunció a controlar la pincelada.

Muy cerca del surrealismo estuvo siempre la obra de William Baziotes (1912-1963), quien profundizó en la tendencia, de raíz jungiana, a investigar los mitos antiguos y el arte primitivo. Desde 1941 usó el «automatismo» pictórico, creando imágenes biomórficas con su sentido mítico.

Cabe finalmente mencionar la obra de Hans Hofmann (1880-1966), importante como docente. Su pintura tenía una base cubista, pero se fue haciendo abstracta en los años cuarenta, presentando en sus cuadros zonas de color que contrastaban entre sí; el estilo es emocional y vigoroso.

Con el fin de la segunda guerra mundial y el regreso a Europa de muchos de los exiliados, acabó atenuándose la influencia surrealista y el movimiento se hizo más genuinamente nortemericano.

Se fue escindiendo en dos tendencias que pueden definirse como action painting y campos de color. La primera de ellas enfatizaba más el gesto físico de pintar, mientras que en la segunda se centró en la aplicación del color en grandes áreas.


Action painting

Dentro del expresionismo abstracto destaca la action painting, tendencia diferenciada que incluso a veces se usa para nombrar a todas estas obras expresionistas. Así, en el Berlín de 1919, y en América hacia 1929, para designar las primeras composiciones abstractas de Kandinsky.

El centro de interés de la action painting es el gesto o movimiento de pintar, llamándosela también «pintura gestual» por la primacía que dio al procedimiento pictórico en sí. Se hace del acto de pintar un gesto espontáneo. Es un tipo de automatismo que plasma el estado físico y psíquico del pintor. De esta manera, Elimina los límites tradicionales entre el pintor y la pintura, ligando la acción de pintar con la biografía del artista.

Pollock

El action painter por antonomasia es Jackson Pollock (1912-1956), a quien se considera el primer pintor que asimiló la formación pictórica de Gorky. Se le relaciona con el surrealismo en la medida en que su obra pictórica se basa en el «automatismo», en una escritura automática que pretende reflejar los fenómenos psíquicos que tienen lugar en el interior del artista. Entre 1935 y 1943 trabajó para la WPA (Washington Project for the Arts) y pintó bajo la influencia de Picasso, el surrealismo y el psicoanálisis jungiano que usó como terapia contra su alcoholismo. Pero en el caso de Pollock, hubo otras fuentes de inspiración añadidas. Así, la cultura de los indios de Norteamérica, con sus formas simbólicas y sus pinturas de arena. Igualmente, la obra del muralista Siqueiros, en cuyo taller experimental tuvo ocasión de trabajar en 1936, usando pintura con bomba de aire y con aerógrafo, así como pigmentos sintéticos industriales. Esto le llevó también a probar otros materiales, como el barniz, el aluminio o los esmaltes sintéticos.

Pollock no trabajaba la tela con utensilios tradicionales como el pincel o la espátula, sino mediante la técnica del dripping. La popularizó de tal manera que el dripping se asocia inmediatamente a la obra y persona de Jackson Pollock, hasta el punto de que se le puso el mote de «Jack the Dripper», en juego de palabras con «Jack the Ripper» (Jack el Destripador).

El dripping consiste en dejar gotear o chorrear la pintura, desde un recipiente con el fondo agujereado, que el pintor sostenía en la mano o bien, en menor medida, desde un palo o una espátula. De esta manera pintar era un gesto de todo el cuerpo. Las grandes telas se llenaban por todos lados, de manera uniforme, de color en forma de manchas e hilos que se mezclaban. El pintor añadía goteos más finos realizados con un bastoncillo mojado en pintura. Pollock comenzó a usar esta técnica en el año 1947, año en el que precisamente participó en la última exposición en la galería Art of this Century.


Otros artistas

En esta misma línea de la action painting trabajaron Willem de Kooning y Franz Kline, con pinturas abstractas y vigorosas, siendo el primero de ellos otro pintor muy influyente en otros autores posteriores.

Willem de Kooning (1904-1997) realiza obras más figurativas que las de Pollock, siendo algo intermedio entre la figuración y la abstracción, es gestual y representativo a la vez. A partir de 1946 pintó abstracciones de figuras biomórficas. Su obra se centró en representar primero la figura masculina, dedicándose, desde 1950, a su serie más conocida, Mujeres. La figura femenina se identificaba gracias a unos senos de enorme tamaño, y sus formas agresivas hacían de ellas símbolos de fertilidad y de madre nutricia, pero también de la mujer erótica o devoradora de hombres. Recurría a colores primarios intensos y vivos, sirviéndole el blanco y el negro para dar toques que realzan las figuras. Sus pinceladas eran violentas, aplicando la pintura de manera totalmente impulsiva.

Entre la action painting y la color-field painting puede situarse la obra de síntesis de Franz Kline (1910-1962) y Robert Motherwell (1915-1991).

Por lo que se refiere a Franz Kline, trabaja mediante brochazos. Lo mismo que Pollock, su gama cromática es reducida, prácticamente monocroma: el negro, el blanco y el gris azulado. Optó por anchas franjas negras ejecutadas mediante vigorosos brochazos sobre superficies blancas. Eran ampliaciones de detalles de sus propios dibujos. Los cuadros resultantes recuerdan a los del informalista Pierre Soulages o a los ideogramas chinos.

Negro y blanco son también colores predominantes en la obra de Robert Motherwell. A veces realiza obras en forma de collage. Fue moderando el automatismo surrealista de su obra hasta situarse en un punto intermedio entre el gesto abstracto y la fragmentación figurativa, siendo su obra una síntesis de la action painting y la pintura de campos de color. Su serie más famosa es la Elegía a la República Española, comenzada en 1949 y formada por cerca de 150 cuadros; está inspirada por la guerra civil española, pero no por su significado político sino, sobre todo, como metáfora del erotismo y la muerte. Fue, además, un pensador que contribuyó a divulgar la obra de la primera generación de expresionistas abstractos.

La action painting fue la tendencia que más influyó en la segunda generación del expresionismo abstracto y en muchos pintores contemporáneos europeos. Entre los artistas españoles, merecen destacarse especialmente Esteban Vicente y José Guerrero.


Color-field painting

La color-field painting o «pintura de campos de color» es otra corriente dentro de la Escuela de Nueva York, anticipatoria de la pintura minimalista.

Surgió igualmente en torno al año 1947. Crearon cuadros en los que dominaban amplias áreas de color, todas ellas de igual intensidad. No hay en sus obras contrastes de luz o de colores. El dibujo y el gesto se hicieron simples. En muchas obras se trabajaba con un solo color con diferentes tonalidades. Son cuadros cercanos al neoplasticismo pero, a diferencia de él, las áreas de color son abiertas, y parecen seguir más allá de los bordes del cuadro.

Dentro de esta tendencia se enmarca la obra de Clyfford Still (1901-1980), Mark Rothko (1903-1970), Barnett Newman (1905-1970) y Enrico Accatino (1920-2007).

Clyfford Still fue otro de los artistas que en los años treinta, trabajó en la WPA. Su estilo fue haciéndose progresivamente más abstracto. Su estilo de madurez está dominado por cuadros de fondo negro, al que consideraba su «no-color preferido». Y, sobre él, aparecían unas líneas verticales de contorno irregular, como si fueran una especie de llamas, de colores vivos: amarillo, naranja o blanco.

Con figuras biomorfas que pretendían expresar formas míticas comenzó la carrera artística de Rothko, a comienzos de los cuarenta. Pero hacia 1947 su estilo sufrió un cambio, centrándose en manchas de color de forma geométrica, normalmente dos o tres rectángulos horizontales. Se organizaban sobre la superficie del cuadro de forma frontal, unos sobre otros de forma simétrica. Los colores, especialmente los de los rectángulos, eran luminosos, siendo más apagados los del fondo. Rothko creaba superficies lisas. Los contornos son borrosos. La impresión que ofrecen los cuadros de Rothko es de serenidad, muy distinta de la angustia y violencia de los action painters.

La pintura de los campos de color culmina con la obra de Barnett Newman, cuya obra parte de una concepción más radical que lleva a que se le considere dentro de la sensibilidad post-pictórica y del minimalismo. Su estilo maduro está constituido por cuadros en los que predomina un único color, plano y uniforme, interrumpido únicamente por una o dos finas bandas verticales a las que el autor llama "zips". A diferencia de la obra de Rothko, en la suya los campos de color tienen unos contornos netos.

Ad Reinhardt (1913-1967) realizó pinturas con rectángulos, colocados en paralelo o en perpendicular; usó pocos colores: rojo, azul, negro. Está también considerado como precursor del minimalismo, o figura de transición hacia este movimiento. Influyó sobre todo como teórico, con escritos como sus «Doce reglas para una academia» (Arts News, 1957), atribuyéndosele la expresión «menos es más» que se convirtió en lema de los minimalistas.


Pintura caligráfica

Una corriente minoritaria dentro del expresionismo abstracto está formada por aquellos pintores que hicieron del signo el protagonista de sus cuadros. Sería una modalidad intermedia entre la pintura gestual y la de los campos de color, en lo que podría llamarse «simbolismo abstracto». Mediante el signo, se dota al cuadro de una gestualidad, violencia y libertad cercanas a la action painting. Pero, al mismo tiempo, servía para ordenar el lienzo mediante zonas cromáticas claras y controladas, lo que remite a la idea de delicado cromatismo propio de la color-field painting.

Dentro de esta tendencia se enmarca a Adolph Gottlieb (1903-1964). El contenido de sus pinturas provenía del inconsciente, como pretensión inspirada por el surrealismo. Su obra de madurez se caracteriza por un fondo de color ocre en el que destaca una mancha esférica sobre la que hay otra de color amarillo intenso.

 Desarrollo posterior

El expresionismo abstracto se desarrolló en Estados Unidos a lo largo de unos veinte años, aproximadamente. Después se divulgó por Europa, Japón y Sudamérica.

La llamada segunda generación expresionista viene formada por una serie de artistas, aproximadamente una treintena, que alcanzaron su madurez en la década de los cincuenta. La mayor parte de ellos sienten la influencia poderosa de Jackson Pollock. Su obra se divulgó por Europa en torno a 1964. Entre ellos puede citarse a: Bradley Walker Tomlin (1899-1955). Organiza sus cuadros en una cuadrícula con inscripciones blancas o negras, Jack Tworkov (1900-1982); Esteban Vicente (1904-2001), español nacionalizado estadounidense. Premio Nacional de arte en 1991; James Brooks (1906-1992); Modesto Ciruelos (1908-2002); Morris Louis (1912-1962); William Congdon (1912-1998); Philip Guston (1913-1980). Sigue la línea de la action painting; Conrad Marca-Relli (1913-2000); José Guerrero (1914-1991), otro español nacionalizado estadounidense. Muy influido por la action painting; Hedda Sterne (n. 1916); Milton Resnick (1917-2004); Norman Bluhm (1921-1999); Theodoros Stamos (1922-1997); Kenneth Noland (n. 1924); Joan Mitchell (1925-1992) es, sin duda alguna, la pintora más destacada de este grupo. Trabajó grandes formatos, realizando trípticos e incluso polípticos. Representó paisajes abstractos con un vivo cromatismo; Helen Frankenthaler (n. 1928); Pollock también influyó en artistas no directamente pertenecientes a esta segunda generación de expresionistas, sino más bien abstractos: Sam Francis, Grace Hartigan, J.P. Riopelle, P. Soulages, O. Debré y Antonio Saura.

El movimiento expresionista abstracto influyó en otras tendencias pictóricas como el informalismo y el tachismo europeos. La action painting, en particular, fue muy influyente en el violento tachismo francés.

Fue la tendencia principal de la pintura hasta los primeros años 1960 en que surgió el Pop Art y el arte minimal (hacia 1962-1963). No obstante, algunos pintores minimalistas se ven influidos por el expresionismo abstracto, especialmente por la tendencia color-field painting.

FUTURISMO

El Futurismo fue el movimiento inicial de las corrientes de vanguardia artística, fundado en Italia por Filippo Tommaso Marinetti, quien redactó el Manifeste du Futurisme, publicado el 24 de febrero de 1909, en el diario Le Figaro de París.Al año siguiente los artistas italianos Giacomo Balla, Umberto Boccioni, Carlo Carrà, Luigi Russolo y Gino Severini firmaron el Manifiesto del futurismo.

Este movimiento buscaba romper con la tradición, el pasado y los signos convencionales de la historia del arte. Consideraba como elementos principales a la poesía, el valor, la audacia y la revolución, ya que se pregonaba el movimiento agresivo, el insomnio febril, el paso gimnástico, el salto peligroso y la bofetada irreverente. Tenía como postulados la exaltación de lo sensual, lo nacional y guerrero, la adoración de la máquina, el retrato de la realidad en movimiento, lo objetivo de lo literario y la disposición especial de lo escrito, con el fin de darle una expresión plástica.

Rechazaba la estética tradicional e intentó ensalzar la vida contemporánea, basándose en sus dos temas dominantes: la máquina y el movimiento. Se recurría, de este modo, a cualquier medio expresivo (artes plásticas, arquitectura, urbanismo, publicidad, moda, cine, música, poesía) capaz de crear un verdadero arte de acción, con el propósito de rejuvenecer y construir de nuevo la faz del mundo.

El futurismo se caracterizó por el intento de captar la sensación de movimiento. Para ello superpuso acciones consecutivas, una especie de fotografía estroboscópica o una serie de fotografías tomadas a gran velocidad e impresas en un solo plano. Ejemplos destacados son el Jeroglífico dinámico de Bal Tabarin (1912, Museo de Arte Moderno, Nueva York) y el Tren suburbano (1915, Colección Richard S. Zeisler, Nueva York), ambos de Gino Severini. En el campo de la fotografía destacaron los hermanos Bragaglia y sus imágenes movidas, que ofrecen tiempos sucesivos y trayectoria de los gestos, como en Carpintero serrando o Joven meciéndose.

En 1914 se presentaron también los primeros dibujos sobre una ciudad moderna de Antonio Sant'Elia y Mario Chiattone. Sant'Elia presentó ese mismo año su Manifiesto de la arquitectura futurista, un proyecto utópico que cristalizó en las imágenes de la Ciudad Nueva: la nueva medida ya no era el edificio, sino la estructura urbana, y apostaba, además, por las nuevas tipologías, como estaciones de trenes y aeroplanos, centrales eléctricas, casas escalonadas con ascensores… Se trataba de un nuevo mundo vertical y mecánico, conectado a través de redes de ascensores de hierro y cristal.

Aunque el futurismo tuvo una corta existencia, aproximadamente hasta 1914, su influencia se aprecia en las obras de autores canónicos como Marcel Duchamp, Fernand Léger y Robert Delaunay en París, así como en el definitivo constructivismo ruso. En 1915 algunos de los representantes del futurismo, como Marinetti y Sant'Elia, se enrolaron en un batallón de voluntarios, de acuerdo con el punto nueve de su decálogo fundacional, donde se ensalzaba la guerra como la única higiene del mundo. Algunos de ellos murieron, como Sant'Elia, y los demás radicalizaron sus posiciones, como la conocida conversión al fascismo en las elecciones de 1919.

En literatura, el Futurismo, abjura completamente del pasado y alienta a no respetar la métrica. Asimismo, intenta sustituir los nexos por notaciones algebraicas y buscar un léxico radicalmente hecho de tecnicismos y barbarismos, plagado de infinitivos, exclamaciones e interjecciones que denotan energía y libertad.

El llamado teatro sintético del Futurismo es el espacio en el cual las acciones ocurren a una velocidad vertiginosa, con tramas de no más de diez minutos, y donde se ocultan las presencias humanas, y sólo se ven los pies de los actores, cuyas figuras se adivinan por metonimia.

La estética futurista pregona una ética, de raíz fundamentalmente machista, misógina y provocadora. Entre sus postulados se dignifica la guerra como una fórmula para el saneamiento de un mundo anacrónico y decrépito y proscribe la argumentación sentimental o anecdótica.

Con el correr de los años Marinetti fue politizando el movimiento hasta coincidir con las tesis del fascismo, en cuyo partido ingresó en 1919.


El futurismo en otros países

El futurismo tuvo además algunos seguidores en Rusia (el poeta Vladímir Maiakovski), en Bélgica (el escritor Émile Verhaeren), en Portugal (Fernando Pessoa, quien divulgó el movimiento a través de la revista Orpheu, 1915), en España (el poeta Joan Salvat-Papasseit) y en el Río de la Plata, donde algunos poetas reflejaron temporalmente la influencia de la corriente, por influjo de la primera visita de Marinetti al Cono Sur, en 1926. Marcos Fingerit, Brandán Caraffa y Alberto Hidalgo, en Buenos Aires; y Alfredo Mario Ferreiro y Juan Parra del Riego, en Montevideo.

Sus representantes

Umberto Boccioni
Cultivó el puntillismo en algunas ocasiones, en otras empleó la línea curva, y más tarde, las rectas. En La ciudad se levanta su dinámica es curva, mientras que La fuerza de la calle o Dinamismo de un ciclista se organizan en disparatadas rectas, formalmente próximas al cubismo, pero diferenciadas en su aspiración a un movimiento frenético, casi desesperado. En Estados de ánimo las líneas dinámicas se alternan con los espacios vacíos, que expresan el desánimo.

Finalmente se apartará del futurismo, de la velocidad y del dinamismo y se irá acercando al análisis de los volúmenes redondeados y más estáticos influido por Cézanne.


Giacomo Balla
Sus primeras obras, Interpretaciones Iridiscentes, Vuelos rápidos y Líneas de velocidad dieron el impulso y ritmo a las experimentaciones de los primeros años del futurismo.

Trabajó fundamentalmente sobre los aspectos ópticos del movimiento en obras como Muchacha corriendo en el balcón, Las manos del violinista o Dinamismo de un perro atado. De la misma forma se interesa por realizar un análisis de los ritmos en ciertas aves, así como una serie sobre La velocidad del automóvil.

A partir de 1930, volvió a temas figurativos, pintando ciudades, paisajes y retratos. Fue, además, precursor del dadaísmo.

Luigi Russolo
Continúa con las sensaciones dinámicas en obras como Casas + luces + cielo, Síntesis plástica del movimiento de una mujer y Dinamismo de un automóvil.


Gino Severini
En Pan Pan en Mónaco conserva parte la de figuración para fragmentarla y destrozarla dentro de sus ritmos vertiginosos. Su pintura más importante es El tren blindado y Bal Tabarin es otra de sus obras más características.

Carlo Carrá
Se Interesó por el divisionismo de Seurat y su evolución posterior lo llevó hacia la pintura metafísica.


El movimiento futurista falleció con la Primera Guerra Mundial, sus miembros se fueron dispersaron en varias direcciones. El futurismo fue un paso más en la marcha del arte contemporáneo en su proceso de desintegración de la forma y el eslabón inmediato al dadaísmo y al surrealismo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

INDICADORES DE ESPACIO

OTRAS PERSPECTIVAS