El 19 de noviembre de 2004, el dibujante Roberto Fontanarrosa participó del debate por la internacionalización del español y dando un toque de color al Congreso de la lengua, desarrolló una divertidísima disertación sobre las malas palabras, para las que reclamó "una amnistía" y pidió que "cuidemos de ellas, integrémoslas al lenguaje, porque las vamos a necesitar". No voy a lanzar ninguna teoría. Un congreso de la lengua es un ámbito apropiado para plantear preguntas y eso voy a hacer. La pregunta es por qué son malas las malas palabras, ¿quién las define? ¿Son malas porque les pegan a las otras palabras?, ¿son de mala calidad porque se deterioran y se dejan de usar? Tienen actitudes reñidas con la moral, obviamente. No sé quién las define como malas palabras. Tal vez al marginarlas las hemos derivado en palabras malas, ¿no es cierto? Muchas de estas palabras tienen una intensidad, una fuerza, que difícilmente las haga intrascendentes. De todas maneras, al...